Esta es la newsletter de Madrid. La escribimos un grupo de redactores de EL PAÍS que cada día ponemos a prueba por la vía empírica la máxima De Madrid al Cielo. La enviamos de lunes a jueves a las seis de la tarde, y los viernes, dedicada a propuestas de cultura para el finde, a mediodía. Si no estás suscrito y te ha llegado por otro lado, puedes apuntarte aquí.
Llevo 25 de mis 47 años siendo madrileña y hay muchas cosas supuestamente muy de Madrid que nunca he hecho, como todos los madrileños. Una, ir a la Pradera de San Isidro por San Isidro y otra, intentar ver la cabalgata de Reyes. Y subrayo lo de intentar porque el único modo de verla realmente es frente al televisor. Salvo que te plantes a las cuatro de la tarde del día anterior a coger sitio y duermas allí al raso, en quinta línea de playa lo que ves son empujones, pisotones, malos modos, cabezas de niños a hombros de sus padres, paraguas para recoger caramelos que hace falta ser orco y gente subida a cualquier parte, incluidas escaleras, es decir, un pasaje directo al inferno. Mi reino por un balcón con vistas a la cabalgata.
Este año lo he vuelto a pensar, ya que hasta en el sielo se alquilan balcone para un casamiento que se va a haseeee y es una práctica habitual en las fallas de Valencia o la Semana Santa de Sevilla. Tras una búsqueda chasco en Idealista, Mil Anuncios y Wallapop para ver si hay mercado entre particulares, que lo habrá, he llamado al hotel Intercontinental para saber a cuánto está el kilo de balcón y me he quedado helada. Resulta que hay lista de espera ¡de más de un año! para reservar en la segunda planta, en la que todas las habitaciones, 12, tienen balcón a la Castellana.
"Están muy demandadas, son las mejores vistas. Hay mucha gente asidua, tanto de Madrid como de fuera, que repite año a año y, hasta que los niños no crecen, no se libera la habitación para este día". Se reserva "el día entero", nada de bythehours, y los precios son "especiales". La normal son 335 euros; la suite, 485; y la presidencial con balcón de esquina, 1.478. Todo más IVA. "Se permiten de seis a ocho personas durante el desfile, pero a dormir se pueden quedar solo dos, El precio incluye un roscón para 6/8 personas", comenta la empleada que me atiende al otro lado del teléfono.
"En la tercera planta también se ve muy bien, pero ya es con ventana oscilobatiente". Ah, bueno, si es oscilobatiente me la pido y que me la envuelvan para regalo. En todo caso, solo les queda "alguna habitación suelta en la quinta o la sexta planta, todo lo demás, lleno".
Este año, lo de verlo sentado en las gradas que instala el Ayuntamiento no va ni por enchufe VIP ni con reserva online, sino al modo tradicional. En total hay 10.500 asientos —para 3.339.931 madrileños y otros tantos turistas—, de los que 2.400 ya están reservados. "Hay invitaciones para entidades sociales y asociaciones del tercer sector para el acceso prioritario de niños hospitalizados, menores en acogida y personas con discapacidad", aclara una portavoz de Cultura. A las 16.30 se abrirá el acceso a los 8.100 puestos restantes, por orden de llegada hasta completar aforo. Va a ser divertido.
En realidad, hace años que la Cabalgata de Madrid no tiene ningún aliciente, desde el "no te lo perdonaré jamás, Carmena" se ha vuelto a la más rancia versión del asunto. Pero ojo, solo en lo que se refiere a los trajes de sus Majestades, paradójicamente vestidos de reyes del Renacimiento en lugar de ir de astrónomos de Oriente del año 0, porque desde hace mucho muchísimo tiempo que en los desfiles participan la Patrulla Cansina, Peppa Pig, Darth Vader y la Sirenita y de esto los integristas no dicen nada. Las cabalgatas de las grandes ciudades son una mezcla del Circo del Sol con la Fura dels Baus y el carnaval, pasados por la trituradora de Disney y Clan.
Antes la cosa molaba más. Veías a los Reyes una sola vez, con suerte no distinguías a la concejal de Medio Ambiente tizanada de negro y como mucho hablabas con un paje real en Galerías Preciados, pero ahora es poner un pie en la calle a partir de noviembre y zasca, un Papá Noel tras otro y un rey y dos y hasta 2.127. Oiga, que nos lo ponen muy difícil para mantener la ilusión de los niños, porque a los dos minutos descubren que el rey de hoy no es el mismo que el de ayer y ya nos han pillao con el carrito del helao.
Este año, el Ayuntamiento anuncia que la cabalgata "tiene como lema el regalo de la inocencia y está dedicada a las personas mayores, en agradecimiento a su dedicación y entrega, un homenaje a esos abuelos que, con su sabiduría y generosidad, están siempre para los demás". Bueno, hay abuelos y abuelos, pero de eso mejor no hablar. Y, dicho sea de paso, se lo podríamos haber agradecido mejor durante el covid, pero de eso también es mejor no hablar.
De momento, se sabe poco, ya que la presentación a los medios será mañana miércoles, para lo cual hay que subirse a un bus rumbo a una nave de Arganda donde se guarda todo el tinglado. Además, solo se mostrará la carroza de los mayores, que ha sido "construida por artesanos y que encabezará el cortejo", porque las de los Reyes serán "sorpresa", avanza la portavoz, que promete que serán "impresionantes en diseño y colorido". Se celebrará "la llegada de Sus Majestades representándolos como portadores de sabiduría y generosidad, al igual que los mayores". La comitiva estará compuesta por unas 1.500 personas y se repartirán 1.200 kilos de caramelos.
Además, habrá "una danzante aérea bajo una luna móvil", "marionetas gigantes que bailarán ante el público", una estrella de Belén con "su propio cortejo de astros y ángeles" y un completito zoo de "caballos fantásticos y luminosos", un gran "camello articulado" y siete enormes jirafas. |