Que no te engañen. Leire Díez no es periodista, por mucho que se haya presentado así esta mañana para justificar los audios en los que buscaba información turbia para desacreditar a la UCO. Quiero decirte que los periodistas no funcionamos así. Yo mismo tengo un libro publicado, yo mismo he entrevistado a gente poco deseable (gente que ha pasado por la cárcel o va camino de ella), pero nunca he ofrecido beneficios a presuntos delincuentes y por supuesto nunca he deseado la desaparición de un teniente coronel de la Guardia Civil. Ni que decir tiene que un periodista normal no lleva en la cartera un carné del PSOE del PP o de Vox.
Por tanto, tómate lo que hemos visto hoy como lo que era: un esperpento televisado, una muestra muy real de la decadencia moral y política que atraviesa España a lomos de Sánchez.
El PSOE y sus empresarios-fontaneros satélites nos han devuelto a la España de los 90, a los años del «Te pego, leche». Por edad, aquellos numeritos los he visto sólo en documentales. Por eso nunca pensé que presenciaría un bochorno como el de hoy.
En lo relativo a la guerra de Ucrania, hoy hemos visto cómo quedó la base aérea de Belaya, donde Kiev provocó un auténtico destrozo en la aviación rusa. Putin promete vengarse por ese golpe.
El Gobierno presume desde hace meses de lo que se conoce como «cifras macro», que son el PIB, la ocupación... Pero no es oro todo lo que reluce, ni mucho menos. Los problemas estructurales del mercado laboral español –alta rotación, la dependencia de sectores estacionales y la baja productividad– siguen intactos.
Muchas gracias a los que llegáis hasta aquí, a los que respondéis dando las gracias, a los que nos escribís con sugerencias, a los que lleváis años con nosotros y a los recién incorporados. Os deseamos a todos una buena noche. Mañana nos leemos.
Esta newsletter no se genera de forma automática, ha sido confeccionada para los lectores de El Debate por: