Félix Bolaños y Pilar Alegría se relamían desde la sala de prensa del Consejo de Ministros amenazando con consecuencias para los que habían filtrado los mensajes del presidente del Gobierno. Le marcaban el paso a la Justicia y dejaban claro el plan a seguir por parte del Ejecutivo, pero alguien debía pensar en Moncloa que había sido la UCO la que había facilitado la filtración y no Ábalos, como se conoció más tarde. Ahora la estrategia se ha ido al traste, porque atacar al exministro puede volverse en su contra. |