Apenas ha pasado una década desde que la autoproclamada «nueva política» se propuso elevar los estándares de ejemplaridad en la vida pública. Se hablaba de listas abiertas y de democracia interna, pero también de cómo responder ante un presunto caso de corrupción. En aquellos años 2014-2015 se decía que el umbral de la dimisión lo marcaba el hecho de estar imputado. Hoy poco queda de eso, pues se suceden los procesamientos –Ábalos, García Ortiz, David Sánchez– y aquí no se mueve nadie...
Todo era cuestión de un último papel, como suele decirse. La juez ha rechazado el recurso del hermanísimo y confirma su procesamiento por prevaricación y tráfico de influencias. Pero ojo, que hay novedades con la mujer y también con el cuñado.
Esta torpeza, destapada ayer por Ana Martín, carga de razones a los que sospechan (como la Guardia Civil) que Santos Cerdán esconde algo. Ponerse a registrar preguntas en el Congreso sobre obra pública cuando ya intuía que estaba siendo investigado es de una grisura excepcional, incluso para un sanchista.
Nacidos en Alemania y Estados Unidos respectivamente, han sido víctimas del fanatismo propalestino de su asesino. El autor del crimen ya ha sido identificado como Elías Rodríguez, una persona de 30 años nacida en Chicago, sin antecedentes penales, y que cometió el doble asesinato al grito de «¡Palestina libre!».
Con noticias como esta confirmamos que vamos con paso firme hacia la tercermundización democrática de España. Esta enmienda presentada por Vox –que ha sido aprobada con 298 votos a favor, 273 en contra y 15 abstenciones– nos deja en mal lugar, como nuestra caída en los ránquines de transparencia internacional.
El filósofo francés, uno de los intelectuales más brillantes de nuestros días, se muda a España con su mujer y 10 hijos, para impulsar un proyecto que combina las Humanidades con oficios de artesano. Aquí responde a las preguntas de José Antonio Méndez.
Muchas gracias por elegirnos una tarde/noche más. Solo esperamos que te vayas a dormir con la sensación de estar al tanto de casi todo. Con esa intención escribimos esta carta. Sin más, que pases una buena noche. Hasta mañana.
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