Hay frases que ponen un broche de oro. La que cerró el perfil de Jordan Bardella, escrito por nuestra compañera en Francia Silvia Ayuso, es una de ellas. Bardella, candidato a primer ministro de Francia del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN), es la “cara fresca” de la formación que el domingo venció la primera vuelta de las legislativas francesas. Ese rostro liso, una tabla rasa propia de sus 28 años, contribuye a borrar el recuerdo del rictus severo, antipático, del fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, de sus proclamas filonazis y racistas; de la violencia de sus formas y de su fondo.
Esa victoria en las urnas es la culminación del lavado de cara del RN –la “desdemonización”, el proyecto estrella de Marine Le Pen–, que la hija del fundador de la formación emprendió nada más asumir el control del partido y que, trece años después, lo ha llevado a las puertas del poder.
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No se pierdan este otro perfil, de 2022, de Marine Le Pen, esa amable señora rubia amante de los gatos, y la tragicómica historia de Artémis, el micho de Le Pen devorado por un dóberman de su padre.
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La cara del RN ha cambiado, ¿y su esencia? Los partidos franceses, desde la izquierda al macronismo, creen que no. Nuestro corresponsal, Marc Bassets, nos lo explica en esta crónica, que relata cómo esos partidos tratan de mantener el “cordón sanitario” para evitar que la agrupación ultra logre una mayoría absoluta de escaños en la segunda vuelta de las legislativas, el próximo domingo, y pueda formar Gobierno.
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¿Y la izquierda radical francesa? Mientras el RN se “desdemonizaba”, otro partido, en el extremo opuesto del arco político, emprendía a ojos de algunos el camino contrario.
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Es un tópico (disculpen), pero siempre nos quedará París...
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