Hola, buenos días,
Por la dinámica de la realidad colombiana, casi siempre se habla de noticias duras (muchas veces dolorosas) en este boletín. En esta oportunidad, es sobre fútbol. El escritor mexicano Juan Villoro, que escribe de fútbol como pocos, lo dijo así en Dios es redondo: “Las canchas existen para que la gente se dé vacaciones de sí misma y pueda adorar dioses en camiseta. Cuando están vacíos, los estadios son mausoleos a la nada”.
Esta vez, millones se están reuniendo para ver los designios del dios Messi en una Copa América ampliada. El certamen, que arrancó el jueves y va hasta el 13 de julio, se realiza en Estados Unidos. Allí la selección argentina espera defender el título obtenido en 2021 cuando, en plena pandemia y de la mano de Lionel Messi y Ángel di María, se alzó con la copa. En el arranque al que llega después de ganar la Copa del Mundo, la llamada Scaloneta, confirmó su favoritismo igual que Uruguay. En cambio, Brasil no logró ganarle a un débil Costa Rica y ningún equipo de la Concacaf, exceptuando a Estados Unidos, pudo vencer.
En el caso de Colombia, como escribe Santiago Torrado, la tricolor derrotó sin angustias a Paraguay, gracias a la zurda de James Rodríguez. El equipo liderado por el técnico argentino Néstor Lorenzo debutó según lo pronosticado, manteniendo su invicto de los últimos veinte partidos (llegó a la Copa como la única que no ha perdido en las primeras seis fechas de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de Norteamérica 2026). El momento envidiable, en palabras de Torrado, tiene el centro a figuras como James Rodríguez y Luis Díaz e ilusiona a la hinchada.
Algo similar escribe Sarah Castro en la columna Un nuevo relato para Colombia, en la que recuerda que esta Selección “ha recuperado el vínculo con los hinchas” y muestra una “mezcla (baile y confianza) que incomoda a quienes creen que ser candidatos hace daño, que el disfrute desconcentra, pero el juego es el que está hablando. Colombia convence y crece desde su fútbol”.
Los ojos siguen puestos en Messi, que en esta Copa es como un local. Desde 2023 juega en el Inter de Miami, en una presencia —como la de otras figuras latinoamericanas del fútbol mundial — que se ve como una apuesta para que el fútbol se afiance definitivamente en Estados Unidos. Dicho de otra manera, si Argentina repite la copa América este año, supondría una victoria también para Estados Unidos. La política del fútbol. Esta es la segunda vez en la historia que el torneo, que reúne el fútbol de la Concacaf y la Conmebol, se juega en territorio estadounidense. La primera fue en 2016, como una edición especial en la que se celebraron los 100 años del certamen futbolístico. Esa edición, por rotación, le correspondía a Ecuador, pero el país vecino declinó la oportunidad y Estados Unidos, ávido de que el fútbol eche raíces, levantó la mano de nuevo. Ya en otras épocas habían tenido a figuras de talla mundial como Pelé o Beckenbauer en equipos locales, pero el furor que causa un Messi más universal, en un mundo más interconectado, puede llevar a que la pasión futbolera despegue en un país donde históricamente han reinado deportes de origen local.
El baile- con una inauguración criticada por un estilo religioso- se abrió en la ciudad de Atlanta, considerada la meca de los deportes en Estados Unidos y antigua sede olímpica. En la capital de Georgia los latinos representan la segunda población de mayor crecimiento y hay barras latinas que acompañan a los equipos de la MLS. Los partidos se juegan en 14 estadios de diferentes ciudades, y se espera una asistencia de hasta 70.000 personas en cada uno. Además, como se puede leer en esta sección de EL PAÍS América dedicada a la Copa América 2024, esos estadios servirán también para los partidos de la Copa del Mundo 2026. |