Esta es la newsletter de Madrid. La escribimos un grupo de redactores de EL PAÍS que cada día ponemos a prueba por la vía empírica la máxima De Madrid al Cielo. La enviamos de lunes a jueves a las seis de la tarde, y los viernes, dedicada a propuestas de cultura para el finde, a mediodía. Si no estás suscrito y te ha llegado por otro lado, puedes apuntarte aquí.
La hemeroteca es el álbum de fotos de un periódico. La foto sepia de una familia y un país. Repasar el álbum de fotos de la boda de tus padres deja una sensación distinta si lo haces con el cadáver de uno de ellos enfrente como si fuera Cinco horas con Mario que si ese mismo álbum cae en nuestras manos en la adolescencia, al descubrir la infidelidad de uno de ellos en una foto familiar. La foto donde apareces en pantalones cortos abrazado a tu hermano en Torrevieja es distinta en tu mano si acaba de irse a trabajar al extranjero, que si te debe un dineral, le han vuelto a quitar el carnet de conducir por borracho y ni siquiera contesta al teléfono.
Tal día como mañana, pero de hace 47 años, yo cumplía un año y este periódico, nueve meses de vida. Aquel domingo de febrero de 1977 en EL PAÍS se publicó que Rudoff Hess había intentado suicidarse, la desaparición de la Secretaría General del Movimiento, el empate del Atlético en el Camp Nou, la enfermedad de Tito y que el disco de la semana era el que acababan de grabar Duke Ellington & John Coltrane con una frase que distingue a quien la escribió: “Cuando dos grandes se juntan, lo que triunfa es la generosidad mutua y el jazz se topa con una obra que es realmente positiva para el futuro”.
En la sección de Gente, apareció un breve texto sobre la hija de Franco y un posible hijo extramatrimonial del dictador que empezaba así:
“Pilar Franco Bahamonde que siempre recibe a la prensa para decir cosas curiosas….”. Y aclaraba: “Todo son mentiras. Si mi padre hubiera tenido un hijo de soltero, lo plantaba en el matrimonio y no lo abandonaba. No sé de dónde lo habrán sacado. El apellido Franco es bastante vulgar y, si ese fuera nuestro hermano, se habría presentado en todos estos años”.
Aquel periódico incluía crónicas de Jesús Ceberio desde Bilbao, sobre la matanza de Vitoria, y de Juan Cruz, desde Londres sobre las restricciones al aborto. Los conservadores querían reducir de siete a cinco meses de embarazo el límite máximo para abortar. El periódico de ese día incluyó textos de Julían Marías y de Santiago Amón y, en la sección de Madrid, una maravillosa columna de Paco Umbral sobre la venta del patrimonio religioso que comenzaba así:
Después de la desamortización de Mendizábal, me lo dijo un día don Manuel Azaña en la Granja del Henar, que me llevó a verle César Alonso de los Ríos, a la salida de Triunfo: —Mire usted, joven, España ha dejado de ser católica. Parecía que sólo, era un diagnóstico de café, pero ahora resulta que la otra desamortización la están haciendo los propios curas desde hace años, cuando se vienen al Rastro con una Virgen barroca para vendérsela al anticuario, y luego se llevan a su iglesia despoblada una Milagrosa de escayola azulina comprada en la calle Mayor.
En la misma sección de Madrid que le envía cada tarde estas newletters, el 27 de febrero de 1977, se publicó la lucha de los vecinos de Carabanchel o los de la calle Tokio de Móstoles, que protestaban contra la constructora que había entregado los pisos, pero se negaba a pavimentar la calle. Este periódico entrevistó al entonces alcalde de Móstoles Edistio González, y las respuestas son una mezcla de Koldo y Juan Guerra en transición.
El texto de EL PAÍS decía así:
Preguntado por qué el Ayuntamiento permite que las constructoras abandonen la zona sin urbanizarla, (el alcalde) expuso:
"Hay que tener en cuenta que el 80% de las constructoras están en precario, y que no son tantas las que no urbanizan. Los vecinos hacen muy bien en protestar, están en su derecho, pero lo hacen todos juntos, los que tienen razón y los que no, y así no se puede llegar a un acuerdo”.
Pero el problema sigue. La calle Tokio, cuyas viviendas se han entregado hace menos de un año, es un verdadero barrizal, utilizada además en un tramo como vertedero de escombros.
“No conozco el caso de esa calle. Que vengan a verme y veremos. Cada caso es particular, y no se puede generalizar. A veces puede que sean las constructoras quienes deban pagar, y a veces no".
De la sección de sucesos de aquel 27 de febrero de 1977, me quedo con la detención de un matrimonio en la colonia Retiro por torturar a su hijo. El texto decía así:
Inspectores de la Comisaría de Retiro han detenido a Fernando Sires, de veintinueve años, sin oficio conocido, y a su mujer, Rosa Martín, de veintiséis años, camarera, como presuntos autores de producir heridas a un hijo suyo de dos años de edad. Los citados funcionarios, trasladaron al niño a la Casa de Socorro de Retiro, donde extendieron el parte facultativo siguiente: "Contusiones de equimosis diseminadas ampliamente por abdomen, pubis y ambos muslos. Otras contusiones en región malar derecha, fractura de costillas, contusiones en lado derecho del tórax y fractura del brazo derecho. Pronóstico grave. " Posteriormente, el niño fue trasladado al Hospital del Niño Jesús. El niño recibía estas palizas cuando se hacía sus necesidades. Según la nota de la policía, cada vez que este hecho ocurría el matrimonio la emprendía a golpes con el niño, pegándole en la cabeza, testículos, estómago, etcétera, llegando incluso a colocarle cigarrillos encendidos sobre el pene. El matrimonio tiene cinco hijos, dos niñas y tres niños, y los siete viven en un piso de veinticinco metros cuadrados.
Lo importante de este texto es la última frase. Lo malo de revisar el álbum de fotos es cuando lo importante está al fondo. Que es como localizar a la amante de su padre escondida en una foto de grupo. |