Un estudio realizado en el Hospital Universitario Principal de Alejandría subraya que la desnutrición en ancianos no es solo un síntoma, sino un factor de riesgo que prolonga estancias y complica recuperaciones.
La desnutrición en pacientes ancianos hospitalizados es un problema a menudo silencioso que tiene graves consecuencias para su recuperación y calidad de vida. Un nuevo estudio de investigación publicado en la Revista NILES de Geriatría y Gerontología ha puesto cifras a esta preocupación, revelando una alta prevalencia de desnutrición en pacientes mayores ingresados en el Hospital Universitario Principal de Alejandría.
El objetivo del estudio era determinar con precisión cuántos pacientes ancianos ya ingresan desnutridos o desarrollan desnutrición durante su estancia hospitalaria, y analizar las implicaciones de este fenómeno.
El Riesgo Oculto del Ingreso Hospitalario
Los investigadores señalan que los pacientes de edad avanzada son particularmente vulnerables a la desnutrición debido a una combinación de factores:
Enfermedades crónicas: Muchas enfermedades que requieren hospitalización reducen el apetito o dificultan la absorción de nutrientes.
Cambios fisiológicos: El envejecimiento natural afecta el metabolismo y la percepción del gusto y el olfato.
El entorno hospitalario: Factores como la dieta hospitalaria no adaptada, los horarios de comidas interrumpidos por procedimientos médicos y el estrés del ingreso pueden empeorar la ingesta nutricional.
El estudio advierte que la desnutrición no es solo una falta de peso; es un estado que debilita el sistema inmune, retrasa la cicatrización de heridas y, crucialmente, aumenta el riesgo de complicaciones y reingresos.
Un Llamado a la Detección Temprana
Aunque el estudio se centró en un hospital universitario específico, sus hallazgos resuenan a nivel global: la desnutrición es un factor de riesgo independiente que complica el tratamiento de la enfermedad principal.
Los autores del artículo enfatizan la necesidad urgente de integrar la evaluación nutricional como un paso obligatorio e inmediato al momento del ingreso hospitalario. Herramientas sencillas y efectivas de screening pueden identificar a los pacientes en riesgo antes de que su estado nutricional comprometa su tratamiento.
Este enfoque preventivo y proactivo no solo mejoraría los resultados clínicos de los pacientes ancianos, sino que también podría reducir las estancias hospitalarias y, por ende, los costes sanitarios.
La investigación sirve como un recordatorio fundamental para los sistemas de salud: tratar la enfermedad es vital, pero nutrir al paciente es esencial para que pueda luchar contra ella y recuperarse plenamente.
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