En Bruselas, al menos por esta vez, no piensan hacer la vista gorda con el fugado Carles Puigdemont y con las medidas que pide su partido con el fin de seguir manteniendo a Pedro Sánchez en La Moncloa. Los gobiernos de la UE tienen claro que, por ahora, no pondrán «ni un euro para pagar el catalán en las Escuelas Europeas». Algo lógico, pero indeseado para Sánchez, conocedor de su fragilidad parlamentaria para tratar de agotar la legislatura.
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