Necesitamos una reacción humana, una reacción cristiana, porque está en juego la vida de quienes sufren violencia y tortura, pero también está en juego la vida y la identidad de todos nosotros, lo que somos y lo que queremos ser. Don Mattia Ferrari, capellán de Mediterranea Saving Humans, no deja de denunciar, llevando mensajes desesperados de quienes —como los refugiados en Libia en las últimas horas— lanzan llamamientos en nombre de la humanidad. El Canal X, en el que los propios migrantes cuentan lo que viven, ha escrito en las últimas horas que en Libia, en Trípoli, se han llevado a cabo detenciones masivas arbitrarias de refugiados y que miles de ellos han sido llevados a lugares desconocidos, incluidos varios cristianos.
«Estamos asistiendo a una intensificación progresiva de esta violencia, lo cual es extremadamente grave y totalmente inaceptable», explica Don Mattia. El sacerdote confirma que todo esto sucede contra los migrantes y contra los cristianos. Don Mattia pone el ejemplo del “ahora famoso Al-Masri”, el libio acusado de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional como responsable de haber ordenado, e incluso llevado a cabo, asesinatos, torturas y violencias contra migrantes. El hombre que fue arrestado y luego liberado de prisión por Italia el 22 de enero, ahora está nuevamente libre en Libia. «Hace tiempo que denunciamos la violencia que él y sus hombres cometen contra los cristianos, en claro odio a la fe».
A menudo desaparece todo rastro de los detenidos y Libia se revela como "un gran agujero negro" porque "el sistema de campos de concentración y de centros de detención es terrible". A veces es posible recuperar información y localizar a personas encerradas en centros donde se producen atrocidades que la ONU define como “indecibles”. Como el horror generado por el reciente descubrimiento de fosas comunes, con cuerpos casi con certeza de migrantes, en el desierto libio de Alkufra. «Hay cosas terribles que nunca pensamos que veríamos», continúa Don Mattia, «prácticas de tortura inimaginables, con instrumentos y técnicas que infligen sufrimientos inhumanos y que reprimen a estas personas simplemente porque son portadoras del grito de hermandad». Una infamia que cuenta con la complicidad del silencio de la comunidad internacional, «que nace de la unión de dos cosas: por una parte el cinismo de algunas opciones políticas, por otra la indiferencia de mucha gente». Olvidamos que todos somos responsables de nuestros hermanos y hermanas, porque nadie puede considerarse ajeno a las causas que originan las migraciones forzadas y a las razones que empujan a las personas a emprender peligrosos viajes migratorios”. Lo que no se puede ni se debe olvidar es que hay «una responsabilidad ligada a razones de justicia y hay otra ligada a razones de humanidad y de fraternidad».
La justicia internacional sigue sin lograr procesar y poner fin a la impunidad que rodea a los comandantes de las milicias libias. "Se trata de una mafia extremadamente poderosa", continúa el capellán de Mediterranea Saving Humans, "que se ha insertado fuertemente en el sistema de rechazo, tanto es así que algunos líderes de la mafia libia también tienen roles oficiales dentro del sistema". Son muchas las organizaciones humanitarias que denuncian la impunidad, el hecho de que nadie rinda cuentas nunca por los crímenes que comete, todo esto no permite una operación de verdad y de justicia, es la indicación de Don Mattia, "prerrequisito para lo fundamental de todo que es la reconciliación".
Libia y Túnez, como se viene denunciando desde hace tiempo, están unidos por la terrible violencia que sufren los migrantes. En ambos casos, la violencia se produce porque existe un sistema de rechazo promovido por Europa, que se implementa pidiendo a estos países y a sus milicias que rechacen y contengan, en nombre de las naciones europeas, a los migrantes. Y si en Libia existe un sistema de campos de concentración, en Túnez existe el de deportaciones al desierto, donde son abandonados los migrantes capturados en el mar por la Guardia Nacional tunecina, como prevén los acuerdos con Italia y la UE. «Cuando se produce una ruptura tan violenta de la fraternidad», concluye Don Mattia Ferrari, «se abre un abismo infernal de violencia, de dominación mafiosa y de derrumbe de nuestra humanidad».
Traducción automática de Google Machine
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