La frontera es, a la vez, una abstracción jurídica y un territorio habitable. Es, sobre todo, un aparato político, policial, jurídico y geográfico que determina quién tiene derechos y quién no. Quién ha nacido en el lugar correcto y quién en el equivocado. A menudo es, sobre todo, un espacio en disputa.
Vivo en Lesbos, una isla más próxima a Oriente Medio que al corazón de Europa, aunque pertenezca a ella. Desde la antigüedad, Lesbos ha sido uno de los pasos más transitados entre Oriente y Occidente, entre Europa y Asia. En las últimas décadas, se ha convertido también en una de las fronteras más tensionadas del mundo.
La frontera es violencia. La madrugada del 3 de abril de 2025, ocho personas —tres niñas y un bebé entre ellas— murieron en el norte de Lesbos al naufragar la lancha hinchable con la que intentaban llegar a Europa y pedir asilo. No fue un accidente. Los supervivientes relataron que los guardacostas atacaron la embarcación con arpones y provocaron el hundimiento. Por si fuera poco, los guardacostas detuvieron al padre de una de las niñas muertas, viudo de una de las mujeres fallecidas, y le acusaron de ser el culpable del naufragio. No es un caso aislado: en mi trabajo como reportero he documentado cientos de muertes en circunstancias similares. En los últimos cinco años, más de 100.000 personas han sido rescatadas tras ser abandonadas a la deriva por los guardacostas griegos. La frontera es un territorio de impunidad.
Pero no solo eso. Las fronteras también conectan. Juntan culturas y personas distintas: las que viven en sus márgenes y las que las cruzan. Son espacios de enorme riqueza cultural. Cultura mestiza, bastarda, contaminada.
Siempre me ha interesado más la gente que habita los márgenes que quienes contemplan el mundo desde la comodidad del privilegio. Por eso, las fronteras son uno de mis principales lugares de interés. Me interesan quienes las cruzan, pero también quienes viven atravesados por ellas. Es por ello que he elegido el tema: "Vivir en la frontera". Escuchemos las voces de algunas autoras que han decidido vivir en una frontera y de otras que no han tenido elección.
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