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Ni sube ni baja. Ni tampoco funciona. El principal ascensor del Ayuntamiento de Madrid lleva siete meses estropeado. Comenzó a sufrir fallos, poco a poco, y en junio se paralizó, de golpe. Desde entonces, miles de funcionarios públicos que trabajan en un ala del palacio de Cibeles tienen que subir por las escaleras. Un piso. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Y siete, dependiendo de la planta. Sí, muchas escaleras.
El cachondeo ha llegado a la principal administración municipal. La mayoría de los empleados públicos, cuando se les pregunta qué piensan del ascensor fallido, responden con unos aspavientos o que están hasta las narices, básicamente. “Si tuviera que usarlo el alcalde, ya estaba arreglado”, contaba uno de ellos hace unas semanas. José Luis Martínez-Almeida, sin embargo, entra por la calle de Alcalá, y no por la calle de Montalbán, donde se ubica este ascensor.
En esta ala del edificio, aunque parezca mentira, solo hay uno, que conecta con varias áreas claves, como la dirección general de medios. Otro veterano trabajador municipal cuenta que no es la primera vez que se estropea, que él, de hecho, entra por la otra parte del edificio, que ahí se monta en el ascensor, y que, ya sí, atraviesa a modo puente hasta su puesto de trabajo, donde no funciona. No es el único. “¿De dónde vienen estas piezas?”, se pregunta otro, “¿de Alemania?”. A saber. La realidad es que nadie sabe nada. Tampoco hay carteles que anuncien y se aventuren a decir cuándo se arreglará, si es que se arregla.
Por si acaso, el cachondeo ha llegado al ascensor y, muchos trabajadores municipales, anónimos, claro, han pintado soflamas y frases en el cartel que anuncia que el ascensor está estropeado. En cada planta se dice con un folio en blanco: “Ascensor fuera de servicio”. En una planta, con un bolígrafo, se ha puesto. “Tercermundista. Qué vergüenza”.
Una portavoz municipal de la Concejalía de Cultura, de quien depende la gestión de este ascensor al ser un edificio histórico, explica por teléfono que las piezas de este ascensor no van a llegar nunca. “El organismo de control autorizado que hace las inspecciones dice que hay que fabricar otro porque este no tiene unas medidas estándar. Se está fabricando ahora y, en teoría, estará en el mes de enero”, cuenta. Costará 56.000 euros. |
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