Un estudio de neurociencia revela que la capacidad de sentir compasión puede "reconfigurar" las respuestas cerebrales para atenuar los prejuicios ante el sufrimiento de los refugiados.
[Ciudad, Fecha] – ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando vemos sufrir a alguien de un grupo diferente al nuestro? Y, ¿es posible que la empatía anule los prejuicios arraigados? Un equipo de investigadores liderado por Thomas Plieger y Martin Reuters ha abordado estas preguntas utilizando neurociencia, con un estudio publicado en la revista Cognitive, Affective, & Behavioral Neuroscience.
El estudio se centró en la respuesta cerebral de los participantes ante el sufrimiento de su endogrupo (personas percibidas como "iguales", por ejemplo, ciudadanos) y el exogrupo (personas percibidas como "diferentes", como refugiados).
El Sesgo Neural de la Compasión
Históricamente, la investigación ha demostrado que las personas suelen mostrar una respuesta cerebral más intensa y empática (activación de regiones clave como la ínsula y la corteza cingulada anterior) cuando perciben el dolor de su propio grupo. Este es el sesgo de endogrupo, una tendencia evolutiva a priorizar la supervivencia del grupo cercano.
Cuando se evalúa a personas con altos niveles de xenofobia, esta diferencia se exacerba: el cerebro responde de manera muy limitada o incluso desactivada ante el sufrimiento del exogrupo (en este caso, los refugiados), mientras que la respuesta ante el endogrupo es robusta.
La Empatía como "Atenuante Neuronal"
La principal conclusión del estudio es altamente prometedora: la empatía actúa como un factor atenuante que puede mitigar los efectos de la xenofobia en el cerebro.
Los investigadores encontraron que, incluso en individuos que reportaron altos niveles de sentimientos xenófobos, aquellos que también puntuaron alto en rasgos de empatía mostraron una activación cerebral mucho más equilibrada ante el sufrimiento de los refugiados.
En otras palabras, la empatía parece tener la capacidad de reconfigurar la red neuronal del observador, permitiendo que la respuesta compasiva se active independientemente de la pertenencia grupal del individuo sufriente.
"La empatía funciona como una fuerza unificadora a nivel neuronal," comentan los autores. "Sugerimos que no solo los factores ideológicos, sino también la capacidad inherente de la empatía pueden modular el impacto del prejuicio en la respuesta al sufrimiento."
Implicaciones para la Integración Social
Este hallazgo tiene implicaciones cruciales para la formulación de políticas y programas de integración. Si la empatía es el mecanismo que rompe la barrera del prejuicio a nivel cerebral, las intervenciones dirigidas a fomentar la compasión activa y la toma de perspectiva podrían ser herramientas poderosas para mejorar las respuestas sociales hacia los refugiados y las comunidades migrantes.
El estudio demuestra científicamente que el cerebro humano no está condenado a la xenofobia; la capacidad de sentir el dolor del otro, ya sea vecino o refugiado, es un rasgo que puede ser activado y cultivado para construir sociedades más inclusivas.
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