¿Quién limpia el Everest?Entrevistamos a Frédéric Kauffmann, fundador de The NeverRest Project, para hablar de la contaminación en el techo de la Tierra: cada año se dejan más de 60 000 kilos de residuos en el Everest.
Estamos a más de 8800 metros sobre el nivel del mar, en un lugar que fue inaccesible durante la mayor parte de nuestra historia. Y hoy está lleno de basura, como el resto del planeta. El monte Everest, en la cordillera del Himalaya, es un destino que recibe cada vez más turistas. Cada año, cerca de 80 000 personas pisan el parque nacional de Sagarmatha, donde está la montaña, aunque menos de 1000 llegan a la cumbre. Dejan tras de sí sus residuos: en la última campaña, se recogieron más de 60 000 kilos en el campamento base del Everest y muchos otros se perdieron para siempre en la montaña. Son plásticos, papeles y residuos del propio cuerpo humano, como orina y heces, pero también baterías, tiendas de campaña y restos de comida. ¡Hola! Somos Tania y Juan, y esto es Planeta Mauna Loa. Cada semana, te contamos las noticias más interesantes y curiosas sobre medioambiente, naturaleza y cambio climático. Hoy está con nosotros Frédéric Kauffmann, el fundador de The NeverRest Project, una iniciativa que combina ingeniería, tecnología y conocimiento local para acabar con la contaminación y lograr un equilibrio entre el turismo y el cuidado de los ecosistemas. Su actividad se centra en el Everest, en donde trabajan en colaboración con la organización de turismo de Nepal. ¿Está saturado el Everest?El Everest está lleno de personas y es un reflejo de lo que está pasando en los espacios naturales de montaña a nivel mundial. Cada vez reciben más turistas que quieren disfrutar del entorno, pero generan un gran impacto. Encontramos lo mismo en otras cumbres más cercanas, como el Teide o el Mont Blanc. El campamento base del Everest está saturado. A la cima no llega tanta gente, lo que pasa es que se concentra toda en el mismo momento para aprovechar las ventanas de buen tiempo. Aunque sea poca la gente que llega a la cima, las imágenes de personas haciendo cola para escalar el Everest llaman la atención.Sí, son imágenes muy trascendentes y más aún hablando del Everest, un icono mundial. Pero hay otros lugares que están todavía peor, como el parque nacional Manuel Antonio en Costa Rica, que sufre un impacto mucho más agresivo del turismo: los visitantes han pasado de 170 000 a casi 400 000 en tres años. “Solo de orina, cada día acaban en el ecosistema unos 4000 litros, lo que al cabo de la temporada son 240 000”. ¿Qué residuos son los que más se encuentran en el Everest?Sobre todo, residuos plásticos, muchísimo papel, tiendas de campaña abandonadas a distintas altitudes y muchos residuos orgánicos, tanto sólidos como líquidos, que permanecen en ese ecosistema en condiciones de congelación hasta que suben las temperaturas. También hay residuos relacionados con la cocina, restos de aceite, queroseno, pilas… Solo de orina, cada día acaban en el ecosistema unos 4000 litros, lo que al cabo de la temporada son 240 000 litros que se filtran en el glaciar y que de una forma u otra afectan a las comunidades locales que viven más abajo. El Everest es una maravilla, un lugar espectacular, majestuoso. Pero también es un entorno muy frágil en el que conviven miles de personas durante días. Allí, lo que más sorprende es ver cómo muchos turistas interactúan con el espacio sin respetarlo a nivel ambiental ni social. Hablábamos de 60 000 kilos de basura en el campamento base del Everest, pero imaginamos que mucha queda sin contabilizar y sin recoger.Este es un dato demoledor. Al campamento base, que mide 2,5 kilómetros de largo, se suben todo tipo de productos necesarios para dar servicio a la comunidad durante 60 días, desde mesas, tiendas de campaña o cocinas hasta duchas de agua caliente, salas para estirar o antenas de telecomunicaciones. De las más de 60 toneladas de productos que suben, apenas 10 vuelven a bajar. ¿Existe alguna estimación de cuánta basura se queda por ahí sin contabilizar?Es muy complejo obtener ese dato, porque la basura se va cubriendo con hielo, pero se habla de más de 100 toneladas de productos y de 14 toneladas de residuos orgánicos abandonadas en el Everest. Hay incluso cuerpos humanos. “El presupuesto de un usuario que va a hacer cima está entre los 80 000 y los 200 000 euros. Es algo que queda solo para los más ricos y eso también es un problema”. Hasta hace poco, subir al Everest era algo al alcance de unos pocos alpinistas expertos, ¿cómo se ha masificado?Es parte de la misma tendencia que vemos en todo el mundo: cada vez es más fácil y más barato acceder a todo tipo de lugares. Siempre pongo el mismo ejemplo, que nos queda más cerca: hace 20 años visité la isla de la Gomera, a la que solo se podía llegar en barco, pero ahora tiene aeropuerto. Ahora mismo en el Everest hay un gran debate porque se ha abierto una nueva carretera entre Kathmandú y Lukla [donde hay aeropuerto]. Esta última conexión solo se podía hacer en avión, ya que en coche eran muchos días de viaje. Ahora se podrá llegar en un turismo y en unas pocas horas. Todo esto facilita el turismo masificado. Aun así, Nepal acaba de aumentar el precio de los permisos para subir al Everest a 15 000 euros. El presupuesto de un usuario que va a hacer cima está entre los 80 000 y los 200 000 euros. Es algo que queda solo para los más ricos y eso también es un problema. 👉 ¿Prefieres escuchar esta entrevista? Consigue acceso al audio completo (con muchas historias extra) compartiendo Planeta Mauna Loa. Haz clic en el botón, copia el enlace único que genera la plataforma y compártelo por mensaje, redes sociales o correo electrónico. El clima del Everest sigue siendo frío y extremo, ¿pero está facilitando el cambio climático que la montaña sea más accesible?Más allá de cómo cambien las condiciones en la montaña o de que suban los precios de los permisos, lo que se necesita es una gestión estratégica del turismo y de su impacto, con más educación ambiental y capaz de regenerar la economía alrededor del turismo de alta montaña. El usuario que accede a estos entornos y los operadores turísticos tienen que ser conscientes del impacto que genera esta actividad. Hoy por hoy es muy difícil cerrar las puertas al Everest, pero podemos trabajar por reconvertir este turismo y eliminar este impacto. ¿Qué soluciones planteáis en The NeverRest Project?Si tuviéramos la solución definitiva, probablemente ya estaría implementada. The NeverRest Project nace en 2022 con el objetivo de poner la innovación y la tecnología a disposición de nuestra relación con la montaña. Por un lado, tenemos una parte de laboratorio para desarrollar soluciones para generar energía o filtrar agua con poco impacto. Por otro lado, también queremos trabajar en la regeneración económica del país. Muchas veces exigimos a los gobiernos que asuman los costes de limpieza, pero Nepal es uno de los países más pobres del mundo, está muy lejos de tener la capacidad económica que podemos tener aquí. Hay incluso casos en los que el país recibe los residuos que se producen en otros lugares, como sucede en muchas islas. ¿Quién tiene que asumir esto? ¿Un gobierno tiene que tirar de sus presupuestos para limpiar la basura internacional? ¿Qué puede hacer un país como Nepal?Nepal es muy consciente de la problemática que tiene y creo que está tratando de liderar un gran cambio ambiental. Nosotros estamos trabajando con ellos para buscar formas de regenerar el turismo de montaña y hacerlo sostenible. Por ejemplo, desde el año pasado es obligatorio subir a la montaña con un sherpa [aunque es una de las etnias de Nepal, este término se usa de forma amplia para referirse a cualquier guía del Himalaya]. Esta persona explica las necesidades locales a los turistas y ayuda a que subir al Everest no sea solo una actividad de lujo con helicópteros que van y vienen. “Cerrar el Everest es complicado, creo que hay que intentar reordenarlo. No podemos obviar que el turismo es un gran motor económico para muchos países, pero su modelo está obsoleto”. ¿Sería una opción viable limitar el número de personas que suben a la montaña?Nepal, y en particular las comunidades locales, recibe buena parte de sus ingresos a través del turismo. Cerrar el Everest es complicado, creo que hay que intentar reordenarlo. No podemos obviar que el turismo es un gran motor económico para muchos países, pero su modelo está obsoleto. Puede que nos interese que la gente venga a vernos, pero si dejan el lugar mejor de como se lo han encontrado, estaremos más felices de que vengan. Antes comentabas que habéis desarrollado algunas soluciones concretas para limitar el impacto en la montaña. Una de ellas es un inodoro portátil.Este producto nace de la colaboración con los estudiantes de Elisava, una escuela de diseño e ingeniería de Barcelona. Se trata de un orinal portátil muy ligero y compacto. Dentro tiene un filtro que, en 15 minutos, separa el 95 % de los contaminantes de la orina, por lo que es mucho más seguro tirar el líquido al entorno. Con este pequeño gesto, el impacto de cada usuario en el campamento base se reduce un 42 %. Otra solución tiene que ver con el agua. En el Everest, el agua se recoge directamente del glaciar de Khumbu, derritiendo un hielo azul maravilloso que debería ser intocable. Lo que planteamos fue crear un glaciar artificial usando una técnica que se emplea en la parte india del Himalaya. ¿Cómo se crea un glaciar artificial?Esta técnica aprovecha el agua del deshielo que viene desde partes más altas de la montaña. Se canaliza y, aprovechando su presión, se eleva sobre el suelo entre 5 y 10 metros. Al llegar a lo más alto se vaporiza por la noche y se queda congelada. Es algo parecido a los cañones de nieve, pero sin necesidad de usar energía. Al final se crean unas estructuras impresionantes de las que se puede recoger hielo para consumo. Hay más cosas en las que estamos trabajando, pero no queremos vender humo, caer en el greenwashing. Muchos de los proyectos de turismo sostenible están relacionados con créditos de carbono y con compensar las emisiones, pero están completamente desconectados de los turistas y de las comunidades locales y nunca se sabe hasta qué punto funcionan. ¡Gracias por leernos! Esperamos que te haya gustado esta entrevista tanto como a nosotros. A veces viene bien hablar con gente que arregla cosas entre tanto desperfecto 🌱 La semana que viene volvemos con el formato de siempre, con las noticias más interesantes y curiosas sobre medioambiente, naturaleza y cambio climático. Y, por supuesto, hablaremos de Altri. Si te gusta nuestro trabajo, déjanos un ❤️ más abajo o apóyanos con un café ☕️ Seguro que nos da fuerzas para organizar más entrevistas tan chulas como esta. Y acuérdate de compartirnos con los tuyos (que además tiene premio). Hasta pronto, Tania y Juan Si vives en este planeta, te interesa esta newsletter 🌱 ¿Nos ayudas a llegar a más gente? 🥇 Planeta Mauna Loa, ganadora de los premios Periodismo y Sostenibilidad de Orange en 2022. ¿Qué hacemos con tus datos? Consulta nuestra política de privacidad. |
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