Esta es la newsletter de Madrid. La escribimos un grupo de redactores de EL PAÍS que cada día ponemos a prueba por la vía empírica la máxima De Madrid al Cielo. La enviamos de lunes a jueves a las seis de la tarde, y los viernes, dedicada a propuestas de cultura para el finde, a mediodía. Si no estás suscrito y te ha llegado por otro lado, puedes apuntarte aquí.
Uno de mis mejores amigos ―rey de las pequeñas pedanterías― nunca corre para coger el metro, porque al hacerlo, dice, siempre sales perdiendo. Si después de casi derrapar escaleras mecánicas abajo, las puertas se cierran en tus narices, la sensación de derrota es inmediata. Pero, incluso si consigues colarte de un salto en el vagón, entrarás al tren con la lengua fuera, la cara descompuesta y un poco más sudado. En cambio, no acelerar, caminar tranquilo por la estación, es un win-win: si no llegas, qué más da, ni siquiera te habías esforzado; y, si lo logras, eres poco menos que un dios del subsuelo.
Yo le digo que no correr, al metro o a donde sea, muchas veces es un privilegio. Hay quien no puede permitirse llegar tarde a su puesto de trabajo, o quienes después deben empalmar con un tren o un autobús y perder el primero implica trastocar toda la ruta. La cosa es que yo, por lo que sea, siempre he corrido. A las 10, 15 o 20 personas del vagón que me ven llegar y fracasar les da igual, y a mí también. Todos hemos sido un perdedor o perdedora de metro. Pero desde hace más o menos un mes, he dejado de hacerlo, y, como yo, muchos más en Madrid.
“Acabo de perder el metro porque he recordado que existe la posibilidad de que me suban a TikTok si corría y no llegaba”, dice un usuario en X (antes Twitter). “El otro día casi lo pierdo, pero no corrí porque me acordé de la existencia de esa cuenta”, escribe otro. “He visto que si no corría iba a perder el metro, pero he preferido perderlo a salir en redes”, añade un tercero. Como estos comentarios, decenas. La culpa la tiene una cuenta de TikTok: metros.perder, donde quien sea que la haya creado sube todas las semanas vídeos de personas anónimas corriendo para no perder el metro. El día en que sale esta newsletter hay 42 vídeos subidos ―el primero es del 14 de noviembre y el último de hace cinco días―, y la cuenta tiene ya 80.100 seguidores.
En todos y cada uno de los clips se reconoce perfectamente a la persona grabada, que casi nunca ni se da cuenta de que una cámara la apunta desde el interior del vagón. Quien sostiene esa cámara, supongo que es el móvil, se ríe a carcajada limpia cuando alguien llega corriendo, aprieta a la desesperada el botón y, en la mayoría de casos, ve alejarse el tren.
Por cierto, un inciso. Uno de los comentarios que más repite en las publicaciones es si sirve de algo apretar el botón o, en el caso de los trenes más viejos, subir la palanca metálica. Lo he preguntado y un portavoz de Metro Madrid me ha dicho que depende. “Las puertas de los trenes pueden volver a abrirse una vez cerradas si el maquinista manualmente lo habilita”, explica. Pero eso solo funciona si lo hace antes de haber activado los pulsadores de inicio de marcha. “Si ya los ha pulsado, no abre”.
Vuelvo a los vídeos de TikTok. El que graba no solo se ríe de quién pierde el metro, sino que anima a sus seguidores a hacer lo mismo y enviárselo: “🎥 Envíanos tu vídeo y lo publicamos”. El menos popular tiene 102.000 visualizaciones, aunque la mayoría superan las 500.000 e incluso el millón. Y el vídeo más viral se publicó el 12 de diciembre y lo han visto ya 8,7 millones de personas. En la imagen, que apenas dura unos segundos, se ve a una mujer rubia a punto de perder el metro, pero que consigue entrar por los pelos. En los comentarios, varias personas la reconocen: “La de física”; “Es mi vecina de Madrid (San Blas), qué ilusión, se ve bien, un saludo, guapa”. En este artículo de Maldita.es explican que no es legal que te graben sin tu consentimiento, ya sea perdiendo el metro o haciendo otra cosa, y luego lo publiquen en las redes sociales, aunque estemos muy acostumbrados a ello. Si al subir los vídeos se taparan o pixelaran la cara de los protagonistas, no pasaría nada (como hace la cuenta de Twitter ‘gente leyendo en el metro’, que oculta la cara del fotografiado con un emoticono), pero no es el caso.
Igual es cosa mía, que soy el Grinch de los vídeos "graciosos" de Internet, pero quiero poder perder el metro como lo hacía antes, con la certeza de que nadie va a grabar mi pequeño fracaso y subirlo TikTok para el disfrute fugaz de ocho millones de personas. |
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