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En cualquier rincón del Palacio de San Carlos, en Bogotá, se sabe que las elecciones en Venezuela son asunto de política interna de Colombia; que Gustavo Petro juega un equilibrio peligroso al estar cerca o lejos de la candela que supone apoyar o no las decisiones de Nicolás Maduro. Incluso, en una semana en la que habló de posible ruptura de relaciones con Argentina y se anunció la expulsión de diplomáticos, lo que más preocupaba allí eran los “acontecimientos” del país vecino, como lo dijeron en un comunicado y cómo se decantaría el posicionamiento de Colombia frente a la inhabilitación de la candidata opositora de Venezuela, María Corina Machado.
Días atrás, el Gobierno había comenzado a sentar su posición con un comunicado escrito con guantes de seda que, a pesar de todo generó la ira del canciller venezolano, Yván Gil, y terminó este lunes con unas declaraciones públicas que para algunos fueron sorprendentes: el propio Petro calificó de “golpe antidemocrático” la inhabilitación a María Corina Machado.
Este martes, Petro y el canciller encargado, Luis Gilberto Murillo se reunirían para ampliar el asunto Venezuela. Altas fuentes diplomáticas han explicado que las declaraciones tienen sentido en cuanto Petro es un “creyente extremo en el sistema interamericano de derechos humanos” y suele decir que es presidente gracias a él. Además, que el mandatario se centró en que las autoridades administrativas no pueden inhabilitar a candidatos y sancionar a funcionarios electos. “(...) El derecho a elegir no es solo individual. Es de la sociedad y hoy esta discusión se evidencia muy bien en los hechos de Venezuela a la señora María Corina (Machado) y otros previamente: se inhabilitó para participar de campañas electorales por autoridades administrativas”, dijo también Petro.
Sin embargo, todo indica que en el círculo interno de Petro también hay voces que piden que se distancie de Maduro, como lo han hecho otros mandatarios de izquierda de la región, además de la Unión Europea y obviamente, Estados Unidos. El argumento es que es mejor distanciarse ahora de unas elecciones que todo el mundo verá como injustas.
Lo curioso es que, a pesar de las duras palabras de Petro, Venezuela no ha reaccionado con la furia esperada. De hecho, sigue en pie una cumbre de cancilleres que se hará el lunes en Cúcuta. El encuentro, confirmado por dos fuentes, está planeado para asuntos bilaterales y fronterizos, pero seguramente aparecerá la posición de Colombia sobre la inhabilitación de Machado, así como una gravísima denuncia periodística de Caracol Televisión que indica que las fuerzas armadas venezolanas se aliaron con la guerrilla del ELN para secuestrar a opositores y desertores venezolanos en la región. Las revelaciones causaron un fuerte editorial del diario El Espectador titulado Venezuela viola la soberanía de Colombia.
En el texto, el diario dice que Venezuela se alió con grupos guerrilleros y otras organizaciones criminales para “cazar opositores”. “Lo mismo ocurrió en Chile, en donde el Tren de Aragua se disfrazó de policía de ese país para secuestrar, torturar y asesinar a otro objetivo del régimen de Nicolás Maduro”, agrega el fuerte editorial que conmina al Gobierno de Petro a responder “de manera contundente” y a “aclararle al país” cómo es posible que esto haya ocurrido y “se filtre información confidencial que termina favoreciendo los crímenes del gobierno autoritario vecino”.
Como se suele decir en este boletín, esta también es noticia en subdesarrollo. |
