Esta es la newsletter de la sección de Madrid de EL PAÍS, que cambia de periodicidad y de autor. Hasta hoy, la escribían distintos redactores y se enviaba de lunes a jueves a las seis de la tarde, y los viernes, una dedicada a propuestas de cultura para el finde, a mediodía, elaborada por Héctor Llanos Martínez. Tras los días de fiesta, saldrá los martes bajo la firma de Miguel Ezquiaga, a la que se sumará la de los viernes, que se mantiene. Si no estás suscrito y te ha llegado por otro lado, puedes apuntarte aquí.
Hay días, demasiados, en los que uno no puede más con la vida en general y con la vida en Madrid en particular. Esos días, al caer la noche, me refugio en una ciudad que ya no existe y que nunca conocí, a veces salvaje, la mayoría muy bella, que revisitan varias cuentas de Twitter. Me embeleso en la mirada esquiva de una madre de riguroso negro con cinco churumbeles en un abigarrado ultramarinos, en la actitud rabiosamente moderna de un vendedor de gambas en 1955, en una Gran Vía sin apenas coches y recorrida por autobuses de dos pisos con anuncios de Cinzano, en quién pintaría los monigotes en esta pared de Atocha, en por dónde leches paseaba este niño, en lo que falta en esta fiesta de miembros del Veloz Club...
Mi cuenta favorita es Madrid Coloreado, desde la que el diseñador y guía turístico Xabier Unibaso, de Barakaldo y de 43 años —15 de ellos en la capital—, se dedica a "recuperar el color perdido" de fotos que se hicieron en blanco y negro. Es "una manera de viajar al pasado, con sus cosas agradables y desagradables".
Con 36.200 seguidores, Unibaso la abrió durante la Gran Reclusión, poco después de haberlo dejado todo para apostar por los paseos guiados. "No puedo trabajar, qué hago", se preguntaba, cuando cayó preso de "una epifanía". Era una foto de la familia Sorolla en Nochebuena, tomada por Antonio García Peris, que "parecía pintada por Sorolla". "Quiero verla en color", se dijo. Después, descubrió que el pintor estuvo trabajando a las órdenes de Peris, que luego sería su suegro, precisamente coloreando fotos. Unibaso, que ya tenía Madrid tour Misterio, creó esta segunda cuenta para publicar su primer paso del blanco y negro al color.
Para devolver la paleta a las imágenes, usa Photoshop y un programa que le adaptó un amigo, que le permite trasladar colores exactos desde un segmento. Su imagen favorita es "una de Cibeles con Lorca en su plenitud" y le parece "el drama de este siglo" que el público no sepa diferenciar "entre las imágenes coloreadas por IA que cuestan un minuto" y las suyas. Él emplea entre un día y una semana para cada uno de sus trabajos, que le han dado pie a otros proyectos como un libro y ser el documentalista de una película. Ahora, anda obsesionado con el túnel de la muerte de Usera, pero esa trama da para otra newsletter... Otra cuenta magnífica es El Sereno de Madrid. Su autor no es sereno, sino serena, Sonia Taravilla, algo que jamás existió, "que sepamos". Además de ser mujer, no tiene ninguna relación con el oficio. Esta técnico de museos madrileña, que trabajaba en el del Romanticisimo, abrió hace 11 años un blog, Un Sereno Transitando la Ciudad, sus perfiles en redes, que acumulan 98.000 fieles, y ya va por un libro y otro en preparación. "Buscaba un oficio desaparecido, que estuviera presente en la memoria colectiva de ciertas generaciones pero de otras no, cuando vi la película de Edgar Neville Mi calle, que empieza con un sereno, y dije ya está, me lo quedo", rememora.
Su idea es "contar la historia de Madrid, divulgar y concienciar sobre la importancia del patrimonio, poniendo el acento en las cosas que están mal, como el auge de los pisos turísticos o el estado del Rastro". Su rincón favorito es la plaza de la Paja y lo más bonito que le ha ocurrido es "publicar una foto y que alguien reconozca a un familiar o a una persona emblemática de su barrio", como le pasó con la castañera Caridad Serradell de Andrés. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario