El Supermartes se fue dejando lo que muchos temían, la reedición de la batalla presidencial de 2020 entre Joe Biden y Donald Trump. Los principales aspirantes de los partidos Demócrata y Republicano dominaron en una de las jornadas más importantes del calendario electoral, con un casi un tercio de Estados Unidos celebrando elecciones primarias. Ambos ganaron la gran mayoría de los territorios en juego y, salvo un par de sorpresas, todo transcurrió como se esperaba. Biden y Trump aún no consiguen matemáticamente la nominación. Se prevé que lleguen al “número mágico de delegados” antes del fin de marzo, meses antes de que los partidos celebren sus convenciones en el verano.
Nikki Haley era la única que quedaba en pie soportando el huracán Trump en el proceso republicano. La exgobernadora de Carolina del Sur, sin embargo, anunció el final de su campaña la mañana del miércoles, un día después de haber ganado en uno de los 15 Estados que acudieron a las urnas. En su discurso, la exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas rechazó apoyar, de momento, a quien fue su jefe. El desaire importó poco a Trump, quien ha logrado meter al redil a casi todos sus enemigos en el actual ciclo de la campaña. Uno de estos ha sido Mitch McConnell, el líder republicano en el Senado, quien se ha comprometido a apoyar al candidato de su partido a pesar de que la acritud ha definido la relación entre ambos.
A sus 81 años, Biden ha salido a la caza de los votantes de Haley, considerados más moderados y quienes han marcado distancia con el culto MAGA, el Make America Great Again, que se ha apoderado del principal partido conservador de EE UU. El mandatario ha tendido la mano a la base de Haley, formada principalmente por mujeres de los suburbios y votantes registrados como independientes. “Donald Trump ha dejado claro que no le interesan los simpatizantes de Haley. Quiero ser claro: Hay espacio para ustedes en mi campaña”, dijo el presidente en un comunicado.
El candidato demócrata necesita toda la ayuda que pueda para mantenerse en la Casa Blanca. Trump le lleva ventaja en la mayoría de los sondeos nacionales que se han publicado. Las dudas sobre su edad y su capacidad para guiar al país han marcado la agenda política de las últimas semanas. Las elecciones de este martes, además, han dejado nuevas preocupaciones. Su apoyo a Israel y a Benjamin Netanyahu tras la ofensiva en Gaza ha comenzado a erosionar su maltrecha popularidad. El 19% de los demócratas de Minnesota ejercieron un voto de protesta en las urnas. La semana pasada unas 100.000 personas en Michigan, un 13% de los sufragios, fueron en la misma dirección.
Todavía hay varios meses de campaña rumbo al 5 de noviembre. Si Trump mantiene el paso intocable que ha mostrado hasta ahora, la batalla de los demócratas podría enfocarse en el Congreso. El Senado, donde el partido de Biden mantiene una mayoría mínima, será crucial. Este martes la senadora independiente por Arizona, Kyrsten Sinema, quien renunció a la bancada demócrata en 2022, anunció que dejará la Cámara Alta este año. Esto ha subido todavía más la temperatura de una de las 34 contiendas que habrá que seguir de cerca en la eterna lucha por el poder de Washington. |
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