Entre el 4 y el 7 de julio se celebraron anticipadamente dos elecciones cruciales en Europa. En el Reino Unido, el Partido Laborista recuperó el poder tras obtener una histórica mayoría absoluta que puso fin a 14 años de gobiernos conservadores. En Francia, funcionó el cordón sanitario a la extrema derecha. La segunda vuelta de las elecciones legislativas del pasado domingo supuso una sorprendente derrota para el Reagrupamiento Nacional. A pesar de que el partido ultra liderado por Marine Le Pen obtuvo, con diferencia, su mayor número de escaños en unas legislativas, el resultado tuvo un sabor muy amargo.
Silvia Ayuso, corresponsal en Bruselas que se ha desplazado a Francia durante estos comicios, resumió así el fiasco del Reagrupamiento Nacional: “De verse ya formando Gobierno por primera vez en la V República y con mayoría absoluta, ha pasado a quedar en un lejano tercer lugar, tras el bloque de izquierdas y hasta de las fuerzas macronistas, a las que había dado prácticamente por muertas”.
La movilización contra Le Pen en la segunda vuelta, en la que ciudadanos de izquierdas votaron masivamente a candidatos de centro y de derecha —y , en menor medida, votantes de centro, y algunos de derecha, eligieron papeletas de izquierdas— para concentrar el voto contra el Reagrupamiento Nacional, evitó que la extrema derecha lograse, como pronosticaron los sondeos durante varias semanas, una mayoría suficiente en la Asamblea Nacional. Nuestra compañera Carla Mascia estuvo unos días antes de los comicios en Bobigny, cerca de París, en el departamento de Seine-Saint-Denis, el más pobre del país, que solo suele salir en los medios de comunicación cuando ocurren disturbios y en el que tradicionalmente ha reinado la abstención. “Tengo miedo por lo que nos puedan hacer y por el racismo que va a despertar”, le dijo sobre la extrema derecha un joven de 18 años con raíces argelinas.
Marc Bassets, nuestro corresponsal en París, nos contó este miércoles que Emmanuel Macron había roto el silencio en el que se había encerrado desde las legislativas. En una carta dirigida a sus compatriotas y publicada en varios periódicos regionales, el presidente francés declaró que quiere que gobierne Francia una “mayoría sólida, necesariamente plural”, y adscrita a principios como la defensa de la Unión Europea. Y añadió que no tiene prisa para nombrar a un primer ministro y que hay que “dejar un poco de tiempo” a los partidos políticos “para construir estos compromisos con serenidad y respeto”.
La semana que iba a suponer la coronación de la ultraderecha en Francia se complicó aún más para los extremistas cuando la justicia anunció el martes la apertura de una investigación judicial a Marine Le Pen por sospecha de financiación irregular de su campaña presidencial de 2022. Ese mismo día, la justicia francesa imputó a Carla Bruni-Sarkozy.
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