Hace unos días, durante una conferencia en la que hablaba sobre la situación de la población de Bangladés, ... ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ | | | | Miércoles 7 de mayo de 2025 | | | | | Hace unos días, durante una conferencia en la que hablaba sobre la situación de la población de Bangladés, una persona del público pronunció una frase que he escuchado muchas veces: «Sí, son pobres, pero son felices». Fue una afirmación que le salió de forma natural después de ver dos fotografías en las que aparecían unos niños vestidos con harapos pero que se plantaban frente a la cámara con una sonrisa de oreja a oreja. | | En efecto, en la imagen parecen felices. Y, sin duda, en ese momento estaban contentos. Se mezclaba la novedad que representaban un par de extranjeros en un recóndito pueblo del país que menos turistas recibe per cápita y el hecho de que se encontraban en un centro en el que comen, juegan y pueden sentirse lejos de los problemas cotidianos. En un primer momento, yo también caí en la trampa de pensar que eran 'pobres pero felices'. | | | Trabajan y no van a la escuela, pero son felices. O eso dicen algunos. Zigor Aldama | Buscando esa frase, he dado con un texto en una publicación cristiana que refleja bien lo que muchos occidentales piensan cuando visitan países en desarrollo sin profundizar en las vidas de las personas con las que tratan. En este caso, escribe una persona que ha pasado dos horas al día con unos niños de Guinea Ecuatorial: «Los hermanitos mayores son los que cuidan a los más pequeños. Nos han enseñado a vivir con la misma ropa y unas chanclas, o a ser felices con un balón pinchado y porterías fabricadas con palos de palmera. No necesitan nada y valoran todo por pequeño que sea: una cuerda para saltar, un papel y una cera para pintar, o simplemente un abrazo. Para resumirlo en una frase, los niños guineanos son muy pobres pero muy felices». | | Obviamente, no puedo hablar sobre el caso guineano porque jamás he ido a ese país, pero sí que tengo una colección interminable de fotografías de niños sonriendo en las circunstancias más desfavorables. De hecho, creo que Ucrania es el único país en el que más me ha costado encontrar sonrisas infantiles. Pero que las vea no quiere decir que sean felices. | | Por eso, hoy pongo la mirada en estas sonrisas que llevan a equívoco con algunos casos particulares. | | Estos son los temas que abordaremos. | | -
Pobres e infelices -
Misión: ocupar Gaza | Regreso a Faridpur, el pueblo bangladesí en el que un nutrido de niños posa mostrando todos los dientes en lo que parece una imagen de infancia idílica. Creo que algunas personas, a partir de cierta edad, ven reflejada la niñez que tuvieron en lo rudimentario de la vestimenta o de los juguetes con los que disfrutan los protagonistas de las imágenes. Es una idealización romántica de la pobreza. Porque no se puede comparar la España de los 60 o de los 70 con los países actualmente en vías de desarrollo. O, al menos, no siempre. | | | Niñas bangladesíes que esconden sus dramas tras la sonrisa. Zigor Aldama | Los niños bangladesíes de mis fotografías son los hijos de prostitutas que trabajan en un burdel cercano. Nosotros los visitamos en el centro de día que una ONG ha montado para que las mujeres no tengan que ejercer la prostitución frente a sus retoños, algo que muchas continúan haciendo. Son trabajadoras del sexo a las que llevo visitando ya casi 15 años en un proyecto de largo aliento para contar cómo evolucionan sus vidas, que son de todo menos felices. Y las de sus hijos también, porque están marcadas no solo por la pobreza a la que condena el sexo a dos euros sino por las drogas, la violencia sexual, física y psicológica, y todas las carencias de familias tan desestructuradas que llamarlas familias ya es exagerar. | | Son niñas y niños nacidos en el burdel que tendrán difícil salir de él. Porque algunas pasan de corretear por los sucios callejones que lo componen a servir clientes en las terroríficas habitaciones del complejo. Y las que salen, como es el caso de Shikha, caen en manos de hombres que son todo menos un buen padre y un buen marido. Pero ni siquiera eso quita la sonrisa a estos niños. | | | Shikha en la habitación del burdel que ocupaba con su hija en 2016. Zigor Aldama | Alguno puede pensar, con razón, que este es un caso extremo. Pero hay muchos y muy variados: no muy lejos de ese burdel de Faridpur he retratado a niños carcajeándose mientras trabajan en fábricas de ladrillos de sol a sol, descalzos, o remendando zapatos, o mendigando, o… Es una lista muy larga. Eso sí, todos tienen un componente común: si pudiesen, saldrían de ahí corriendo. Todos sueñan con una vida mejor, con una vida que no está a su alcance. Con un hogar que no sea de hojalata, unas zapatillas que les ahorren las ampollas y un teléfono móvil con el que puedan jugar. Elementos que no son ajenos porque existen en sus sociedades, no como sucedía en la España franquista. Vamos, que no disfrutan de la pobreza, sino que sobreviven a ella lo mejor que pueden. | | | Les gustaría ser médicas o profesoras, pero tienen que trabajar en fábricas de ladrillos. Zigor Aldama | No en vano, cuando se les hace la pregunta que no puede faltar -¿qué quieres ser de mayor?-, a diferencia de lo que sucede en Occidente, no suelen responder que 'influencer' o futbolista sino médico o profesor. Las cosas que más echan de menos y que consideran más importantes. | | El conflicto interminable | | | Entre los israelíes que consideran necesario plantar cara a Hamás en el terreno militar hay un nutrido grupo que está convencido de que la estrategia del primer ministro Benjamin Netanyahu ha sido errónea. Que no se tendría que haber combatido a los islamistas desde fuera, con bombardeos que han reducido parte de Gaza a escombros y han derruido también la imagen global del país. En su opinión, tras una breve campaña inicial de bombardeos, las Fuerzas de Defensa de Israel deberían haber entrado en la Franja y haberla tomado para tener el control de forma temporal, como hicieron hasta 2005. | | | | Justifican esta idea señalando que es imprescindible sacar a Hamás del gobierno gazatí para poder avanzar en dos frentes vitales: el de la narrativa, porque son los palestinos quienes actualmente controlan la información que sale de Gaza -en gran medida porque Israel impide la entrada de periodistas internacionales-, y el de la gestión de ese territorio. Reconocen que una ocupación es más peligrosa para los militares porque los expone mucho más a un combate cuerpo a cuerpo, pero subrayan que evitaría muchas muertes de palestinos y facilitaría la expulsión de Hamás de las instituciones gazatíes que les otorgan cierta legitimidad, aunque no han celebrado elecciones desde 2006. | | | Morgues llenas, hospitales y escuelas derruidas. EP | Ahora, Netanyahu apuesta por la ocupación, pero muchos temen que llegue tarde. Concretamente, unos 50.000 palestinos muertos tarde. Curiosamente, Israel no disputa las cifras de fallecidos, aunque asegura que en torno a la mitad son terroristas y que siempre trata de reducir al mínimo las víctimas colaterales. El gobierno hebreo acusa a Hamás de no evitar esas últimas para convertirlas en su bandera, y es evidente que a los islamistas no les importa demasiado el pueblo, porque siempre pudieron permitir el acceso de los civiles a los túneles que dibujan una tupida red bajo Gaza para resguardarlos de los primeros bombardeos y no lo hicieron. Al contrario, les impidieron refugiarse en ellos. Además, se ha probado que también utilizaban otras infraestructuras públicas, como escuelas y hospitales, para esconder arsenales e infraestructuras importantes. Civiles como escudos humanos, nada nuevo. | | Las imágenes de niños desmembrados son aliadas de Hamás, porque su excepcional e injustificable brutalidad hace olvidar la de los terroristas que el 7 de octubre de 2023 torturaron, violaron y mataron a más de 1.200 israelíes. Los islamistas saben que nunca lograrán la simpatía del mundo, pero sí que pueden explotar la pena que provoca la desmesurada respuesta de Israel. Habrá que ver a partir de ahora si la ocupación que muchos creyeron necesaria al inicio de la contienda sirve de algo. Sobre todo para evitar que la larga lista de víctimas inocentes continúe creciendo. | | Es todo por hoy. Espero haberte explicado bien algo de lo que está ocurriendo en el mundo. Si estás suscrito, recibirás esta newsletter todos los miércoles en tu correo electrónico. Y, si te gusta, será de mucha ayuda que la compartas y la recomiendes. | | | | | | | | | | Zigor Aldama | | | | | | | | | | | | Zigor Aldama | | | | | | | | | | | | Z. Aldama | | | | | | | | | | | | Juan Carlos Barrena | | | | | | | | Síguenos en nuestras redes | | | | | Has recibido esta newsletter editorial como usuario de ELCORREO.COM. Si deseas dejar de recibir esta newsletter en tu cuenta de correo electrónico comercialyventas.aliperiodicos@blogger.com, puedes darte de baja utilizando el siguiente enlace: Baja. | Puedes modificar tus preferencias en cuanto a la recepción de newsletters en tu área de usuario, a la que puedes acceder desde aquí. | Puedes activar o desactivar el envío de otro tipo de comunicaciones a través del área de usuario, accediendo desde aquí. | En caso de querer ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición, limitación y portabilidad, puedes hacerlo remitiendo un correo electrónico a la siguiente dirección usuarios@elcorreo.com. Para más información sobre el tratamiento de tus datos personales, consulta la Política de Privacidad. | | | © Diario El Correo | www.elcorreo.com | | | | |
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