Todavía hay quien cree que China es la mayor potencia productiva del mundo por su mano de obra barata. Sigo... ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ | | | | Miércoles 23 de abril de 2025 | | | | | Mil millones de esclavos chinos | | Todavía hay quien cree que China es la mayor potencia productiva del mundo por su mano de obra barata. Sigo encontrándome en los reportajes que publico en este diario con numerosos comentarios que apuntan en esa dirección. El último, en un texto que analiza las consecuencias de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, reza lo siguiente: «Con más de 1.000 millones de esclavos, cualquiera fabrica barato». | | Esa es una imagen anticuada, que hace referencia a la China de finales del siglo pasado y, hasta cierto punto, de principios del siglo XXI. Cuando llegué al país, en 1999, sí que vi trabajadores en condiciones de semiesclavitud que cobraban menos de cien euros, e incluso explotación infantil. Sin embargo, la situación dio un vuelco a partir de mediados de la década de los 2000. Y ahora, en lo que se refiere a la mano de obra, hay muchos países más baratos que China. De hecho, la de baja cualificación ya cobra en el gigante asiático como la de algunos países de Europa del este, mientras que la cualificada tiene sueldos del sur de Europa o incluso más en las grandes ciudades. | | | Las condiciones laborales en las fábricas chinas ha mejorado considerablemente en la última década. Zigor Aldama | Vamos, que en China no hay mil millones de esclavos, como todavía piensan muchos. Y la ventaja que tiene China, frente a Estados Unidos por ejemplo, es que cuenta con gente capacitada para todo tipo de trabajos que ya se han perdido en Occidente. Si Trump lograse abrir mil nuevas fábricas en Estados Unidos, habría que ver dónde encontraría a quienes trabajen en ellas, porque los oficios se han perdido con la deslocalización e inmigrantes es evidente que no quiere. | | Es cierto que la automatización gana terreno y que eso hace que el precio de la mano de obra sea cada vez menos relevante en muchas industrias, porque los robots cuestan parecido. Pero incluso en esto China lleva la delantera. Allí he visto las fábricas más sofisticadas. | | Con el fin de derribar algunos mitos muy arraigados, hoy analizamos la capacidad productiva de la principal potencia comercial del mundo. Estos serán los temas que abordemos. | | | Razones para un milagro económico | | Nadie duda de que la mano de obra barata fue el cebo que atrajo a un gran número de multinacionales a China a finales del siglo XX. Pero esa ventaja comparativa se pierde pronto, porque el objetivo de cualquier país que la utilice es lograr que vaya creciendo el bienestar de los trabajadores. Y con ello también su sueldo. Es lo que ha sucedido en China, a la que muchas empresas ya no consideran un país barato para producir bienes de bajo valor añadido. Esos ya han buscado nuevos destinos en el sudeste asiático o en el subcontinente indio. Un ejemplo: cada vez es más difícil ver camisetas sencillas hechas en China. Vienen de Bangladés, Camboya o Indonesia. | | Pero China continúa resultando imbatible en su papel de fábrica del mundo. Y una de las ventajas con las que nadie puede competir reside en su ecosistema industrial: se puede encontrar de todo, todo tipo de materiales, de proveedores. Muchas veces sin siquiera salir de la provincia. Es lo que en términos empresariales llaman 'one stop destination'. Si no lo encuentras aquí, estará en el pueblo de al lado. Y, además, los sectores tienden a concentrarse geográficamente, lo cual facilita muchas cosas. | | A eso hay que sumar infraestructuras de transporte magníficas: desde carreteras y trenes hasta puertos y aeropuertos. Es imposible competir con China en logística. Al fin y al cabo, en dos décadas ha construido la red de trenes de alta velocidad más extensa del mundo, con más kilómetros que todas las demás juntas. India podría acercarse en el futuro, pero está aún a años luz. Y otros países tratan de copiar su modelo, pero carecen de la escala que también es gran aliada de China. El tamaño importa, sobre todo cuando creas tus propias empresas y quieres que escalen. | | | Nadie puede batir a China en temas de logística. Zigor Aldama | Al final, China gana en eficiencia. Si algo no puede hacer, buscará la forma de lograrlo. Y, además, difícil será encontrar un país más productivo en esa diversidad. «Ya, claro, pero China fabrica mierda», es otra de las críticas más habituales. Si pagas precios de mierda, sí. Si pagas más, produce el iPhone, o el ordenador que usas. Y si además invierte en I+D, pues llega a la cara oculta de la luna o al fondo de la fosa abisal. | | Pero en Occidente a China se la ve desde un prisma distorsionado por la experiencia de consumidores que buscan en Temu o AliExpress cualquier cosa por tres euros y esperan que dure diez años. Y los milagros todavía hay que ir a Lourdes a pedirlos. China ofrece todo tipo de productos en todas las calidades. El problema es que vivimos en un mundo de usar y tirar en el que para el consumidor prima el precio y para la empresa el beneficio. La reparabilidad no interesa y la obsolescencia programada la tenemos interiorizada. China, sin duda, impulsa ese modelo. | | El problema es que muchas multinacionales occidentales han usado al país para producir barato y meter márgenes astronómicos a sus productos. También a los de lujo. Es lo que critican estos días en las redes chinas multitud de productores que desgranan el verdadero precio de los productos con más renombre, esos que luego llevan la etiqueta de Made in France solo porque allí se ha puesto el broche con el logotipo. | | | La población china cada vez está más occidentalizada en su forma de vida. Zigor Aldama | En cualquier caso, nada de esto sería posible sin el carácter emprendedor, trabajador y ambicioso de una población cada vez mejor formada. No se debe pasar por alto esta ventaja que, por ejemplo, no tienen los países del sudeste asiático. Y algo parecido sucede con el papel del gobierno chino. Por muy autoritario que sea, que lo es, sabe que su legitimidad depende de su capacidad para mejorar la calidad de vida de su población. De lo contrario, el Partido Comunista puede tambalearse. | | Además, es interesante ver cómo China ha ido reduciendo su burocracia al tiempo que aumentaba en Europa hasta niveles que, sumados a una Administración inoperante, afecta a la viabilidad de las empresas. En China, el Gobierno no es un lastre como lo es en nuestro entorno. A alguno le sorprenderá también que se paguen menos impuestos en el gigante asiático a pesar de que se dice socialista. Tanto las personas como las empresas. | | Claro que reciben servicios públicos (sobre todo sanidad) acordes a ello. Curiosamente, el gobierno está adoptando cada vez más elementos del sistema de bienestar europeo, que casan mejor con la hoz y el martillo, aunque siempre he pensado que China se parece mucho más a Estados Unidos, mal que le pese. | | | Ilustración sobre la próxima llegada a la luna de astronautas chinos. | Dicho esto, también hay que reconocer que las condiciones laborales y la normativa medioambiental, aunque se han endurecido, siguen siendo laxas en comparación a Occidente. | | Tampoco existe la beligerancia sindical de muchos lugares. Según se vea, esto es positivo (para las empresas) o negativo (para los trabajadores). ¿Quiere esto decir que los chinos no se quejan ante las injusticias? No. La mayoría de las manifestaciones en China están motivadas por asuntos laborales y económicos. Y suelen lograr sus objetivos. Pero no existe la casta sindical. | | Seguro que llegados a este punto habrá alguno que todavía piense que China es la mayor potencia comercial del planeta porque tiene esclavos que se conforman con un bol de arroz y que Trump logrará sus objetivos imponiendo aranceles. Derribar ideas preconcebidas no es fácil. Por eso, no es de extrañar que en redes como TikTok abunden los vídeos de turistas occidentales flipando con China, cuya realidad derriba los prejuicios con los que viajan. Pero, ojo, que también hay mucha propaganda y también hay mucha china opaca. | | Entre Estados Unidos y China | La Unión Europea en la encrucijada | | Estar entre dos gigantes que se lían a palos nunca es cómodo. Y siempre cabe la posibilidad de que algún puñetazo se desvíe y acabe golpeándote. Es lo que le pasa a la Unión Europea en la lucha que Estados Unidos y China libran por la hegemonía mundial. Pero no solo a nivel económico, sino también a nivel político. Porque el regreso de Trump a la Casa Blanca ha dejado al Viejo Continente huérfano, indefenso. Con la necesidad de buscar rápidamente un nuevo espacio en un tablero geopolítico dividido en dos campos. Obligado a tomar partido y decidirse por uno: el del aliado tradicional que le pega una colleja detrás de otra y se aleja de sus valores, o el rival sistémico que nunca ha escondido su carácter autoritario pero cuya trayectoria parece ahora más consistente. | | En una situación ideal, la UE haría valer su peso económico, político y demográfico para crear un tercer polo de influencia global. Desafortunadamente, la realidad dista mucho de esa utopía. Por eso, muchos me preguntan si debería pivotar hacia China. Y creo que es una proposición peligrosa. Porque, por mucho que sus líderes enfaticen siempre su compromiso con el 'bienestar compartido', lo cierto es que, como hace Trump, siempre van a anteponer los intereses de China. Lógico, por otra parte. | | | La batalla del siglo deja fuera a Europa. Adobe Stock | Además, aunque Trump cada vez se parece más a Xi Jinping, el presidente de Estados Unidos es previsible que cambie en cuatro años. El de China no. Y no se debe olvidar que el gigante asiático ha jugado con las cartas marcadas durante décadas, algo que las cámaras de comercio occidentales han denunciado constantemente. China ha respetado las reglas de la globalización, pero solo hasta cierto punto, introduciendo siempre elementos que la beneficiaban: desde la obligatoriedad de establecerse en 'joint venture' para que las empresas locales adquiriesen conocimiento y tecnología, hasta las barreras de acceso que imponía a las multinacionales que querían darle un bocado al mercado chino, que iban desde exigencias de censura inasequibles, hasta sectores estratégicos vetados. Según le convenía, iba levantando estas restricciones para poder afirmar que se estaba abriendo. Pero siempre a su ritmo. | | Además, el Partido Comunista ha creado un ecosistema paralelo y estanco en el que resulta muy difícil competir con las compañías chinas. Internet es el mejor ejemplo: quienes trataron de abrirse camino en la intranet china fueron expulsados de una forma o de otra, mientras las empresas chinas que se han aventurado al exterior (TikTok, AliExpress o WeChat) se han beneficiado de un espacio abierto y sin cortapisas. | | No es una decisión sencilla la que tiene que tomar Europa. Quizá la mejor salida sea tratar de aguantar el chaparrón, avanzar en autonomía estratégica (sobre todo en el terreno militar y productivo, en los que Ucrania y la pandemia deberían servir de acicate) y esperar que en 2028 la Casa Blanca vuelva a ser ocupada por alguien que crea en la alianza que ha unido ambas orillas del Atlántico. | | Como no creyente, me mantengo al margen de toda la parafernalia relacionada con el fallecimiento del papa Francisco. Sin embargo, no quiero dejar pasar la ocasión para recomendar 'Cónclave', una película fascinante sobre el proceso que se abre a partir de ahora y las luchas de poder en el seno del Vaticano. Merece la pena verla para entender mejor lo que estos días veremos en las páginas de este diario. | | Es todo por hoy. Espero haberte explicado bien algo de lo que está ocurriendo en el mundo. Si estás suscrito, recibirás esta newsletter todos los miércoles en tu correo electrónico. Y, si te gusta, será de mucha ayuda que la compartas y la recomiendes. | | | | | | | | | | Zigor Aldama | | | | | | | | | | | | Zigor Aldama | | | | | | | | | | | | María Rego | | | | | | | | | | | | Miguel Pérez | | | | | | | | Síguenos en nuestras redes | | | | | Has recibido esta newsletter editorial como usuario de ELCORREO.COM. 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