Hace unos días tuve ocasión de conocer a un interesante periodista francés cuyo nombre no voy a revelar aún... ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ | | | | Miércoles 9 de abril de 2025 | | | | | Hace unos días tuve ocasión de conocer a un interesante periodista francés cuyo nombre no voy a revelar aún porque prepara para el próximo mes de septiembre la publicación de un libro que todavía no ha decidido si firmará con su nombre o con un seudónimo. La tesis que defiende en él es que el islam supone un creciente problema para las sociedades occidentales porque atenta contra sus valores democráticos y de progreso social, es de muy difícil integración y tiene un afán expansionista que pivota en torno a la explosión demográfica y migratoria. «Muchos aún están en la fase de las misiones y los cruzados y algunos musulmanes han puesto Europa en la diana. Llegan radicales que se sirven de la frustración de muchos para extender el extremismo ante un exceso de tolerancia de las sociedades de acogida», sentencia. | | Lo interesante es que este periodista no es ningún fan de Le Pen. De raza negra, es originario de un pequeño país africano, nació en el seno de una familia musulmana y trabaja para una publicación progresista. «Mientra crecía, me fui dando cuenta de que los valores que me enseñaban en casa o en la mezquita eran opuestos a los de la escuela y del Estado francés», me cuenta. «Todo lo musulmán se basa en un libro de hace mil años que, a diferencia de lo que ha hecho la cristiandad, no ha sido contextualizado y se toma al pie de la letra», añade, incidiendo en que, además, «la vida de Mahoma que se toma como ejemplo es extremadamente violenta». | | | Musulmanes rezando entre las ruinas de Gaza. EP | Así llegó el día en el que decidió apostatar. «Algo que acarrea la pena de muerte en muchos lugares. Afortunadamente, aún no en Francia», dice irónico durante una cena. No obstante, sí que le ha traído problemas en su entorno. Y señala que el mero hecho de que tenga miedo de publicar un libro como el que ha preparado, fruto de una larga investigación y a favor de la secularidad que defiende Francia, es la mejor muestra de que el islam es un enemigo de las libertades. «No entiendo cómo la izquierda no critica una religión que promulga valores a la derecha de la ultraderecha y que atenta frontalmente contra su doctrina de progreso y la tolerancia», subraya. En el terreno personal, sin duda, tiene muy presentes los casos de Salman Rushdie o Charlie Hebdo, aunque duda de si esconder su identidad porque cree que es necesario hacer frente a los valores reaccionarios que llegan con el 'boom' de cierta inmigración. | | Por eso, hoy vamos a poner el foco en un tema tan controvertido como necesario: el reto que el islam supone para las sociedades seculares desarrolladas. Algunos dirán que es un texto islamofóbico, una de las muchas etiquetas que se utilizan para tratar de cercenar la libertad de expresión respetuosa y ponderada. | | Estos son los dos temas que abordaremos: | | | ¿Se producirá una regresión islámica en Europa? | | No soy ningún experto en el islam. Leí en su momento una traducción del Corán que no llegué a entender por completo -aunque muchos de sus versículos me aterraron-, y reconozco que las religiones -todas- me producen alergia. Pero sí he trabajado bastante tiempo en diferentes países musulmanes, desde Arabia Saudí hasta Indonesia, pasando por Pakistán, Bangladés o Malasia, y también en otros donde se han producido fuertes choques religiosos con la población mayoritaria, como India -con hindúes- o Myanmar -con budistas-. | | Y uno de los elementos que siempre me ha llamado la atención es la intolerancia: desde el cierre de la Meca a todos los que no sean musulmanes, hasta la obligación de que las mujeres que se quieren casar con rohingyas se conviertan al islam, algo que también he visto de cerca en China, donde una amiga de la etnia han tuvo que hacerlo para casarse con un uigur. A este respecto, parece representativo de la discriminación de la mujer el hecho de que se tolere el matrimonio de un hombre musulmán con una mujer cristiana o judía, siempre que sus hijos sean musulmanes, mientras se prohíbe que una mujer musulmana se case con un hombre que profese otra fe. Sin duda, no son elementos que invitan a una convivencia pacífica. | | | El burka, la máxima expresión de la subyugación de la mujer musulmana. EFE | La semana pasada estuve trabajando en Israel. Una vez más, en Jerusalén me he encontrado con que los lugares sagrados del cristianismo -la Iglesia del Santo Sepulcro, por ejemplo- y del judaísmo -el Muro de las Lamentaciones- son accesibles para visitantes de todos los credos, pero no sucede así con los del islam. Y, además, se hacen preguntas personales o se exige recitar versículos del Corán para comprobar que quienes entran a la mezquita de Al Aqsa, por ejemplo, sean musulmanes. | | Puede parecer una tontería. Pero en un país democrático y libre de discriminación, esto debería hacer saltar las alarmas. Funciona bien darle la vuelta al asunto y pensar en qué pasaría si en la catedral de Burgos se pusiera un cartel prohibiendo la entrada de judíos. O si en una discoteca se vetase la entrada a musulmanes. | | Luego sorprende la falta de autocrítica de una mayoría de musulmanes moderados que rara vez se manifesta contra el extremismo y que no ve nada incorrecto en muchos de los pasajes machistas -y actualmente fuera de toda legalidad que no sea la sharia- de su libro sagrado. Un ejemplo, el 4:15 del Corán sobre las adúlteras: «Tomad el testimonio de cuatro hombres para aquellas de vuestras mujeres que cometan fornicación o adulterio. Si testifican en su contra, recluidlas en sus casas de por vida o hasta que Alá les procure una salida (u otra sanción)». | | | Mujeres durante la oración en Irak. AFP | El propio Parlamento Europeo afirma que ese otro castigo a menudo es la ejecución por lapidación: «Docenas de personas son apedreadas al año en todo el mundo y, a menudo, sin un juicio previo. Esta forma arcaica de matar no la practican solamente los talibanes en Afganistán o la milicia islamista de Al‑Shabab; en teoría, esta ley de ejecución está presente en cerca de diez países. En paralelo al fortalecimiento del fundamentalismo, han aumentado los cálculos relativos al número de lapidaciones en los últimos 20 años. Por ejemplo, en doce estados de Nigeria se estableció la sharia y, por tanto, la lapidación». | | Las dictaduras teocráticas como Arabia Saudí, Irán o Afganistán nos quedan lejos. Sin embargo, hay ocasiones en las que no lo parecen tanto. Un ejemplo es el vídeo viral de una mujer que está comiendo en un autobús en Reino Unido. Un hombre que está observando el ramadán le pide que deje de hacerlo porque puede oler su comida. La escena ha provocado un agitado debate sobre el intento de imponer costumbres musulmanas de algunos de sus creyentes. Es también la razón que exgrimen políticos ultraderechistas como el polaco Slawomir Mentzen para proponer la prohibición total de la inmigración de musulmanes. | | | El autor de un atentado en Viena en 2020. Reuters | Sin embargo, nada es tan controvertido entre el grueso de la población europea como el velo de las mujeres en sus diferentes formas, desde el hiyab hasta el burka. Por mucho que ciertos sectores de la izquierda defiendan que las mujeres lo pueden llevar por voluntad propia, no deja de ser un elemento de subyugación de la mujer al hombre. | | Al-Ahzab 33:59: «Di a tus esposas e hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran desde arriba con sus vestidos. Esto es lo más adecuado para que se las reconozca y no se las ofenda». | | Alguien puede considerar que una esvástica negra en el centro de un círculo blanco es un magnífico diseño, pero no por eso deja de ser un símbolo nazi. Y por si quedaban dudas sobre el machismo islámico, el Corán las despeja. 4:34: «Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres, en razón de los favores que Alá concede a aquellos sobre estas, y también a causa de los gastos que ellos hacen de sus bienes. Las mujeres virtuosas son obedientes (a sus maridos), y protegen lo que se debe proteger, durante la ausencia de sus esposos, con la protección de Alá. Y en cuanto a aquellas cuya desobediencia temáis, exhortadlas, alejaos de ellas en sus lechos y golpeadlas». | | Se puede argumentar que otros textos sagrados, como la Biblia, también son machistas. Y que sigue habiendo radicales cristianos o judíos, como los ultraortodoxos. El problema radica en su número y en que muchos musulmanes se empeñan en practicar versículos de hace un milenio. «Desde una perspectiva intolerante, es lógico que los países musulmanes exijan a los extranjeros que cumplan sus normas y costumbres cuando los visitan, pero, ¿por qué luego muchos no hacen lo propio cuando van a vivir a otros que no lo son?», se pregunta el periodista, que prevé una creciente división social que puede derivar en guerra civil. «La llegada de multitud de musulmanes, sobre todo de hombres, de países que aún interpretan el islam como hace 500 años puede derivar en conflictos muy violentos», vaticina. | | | Guerra arancelaria: Trump contra todos | | El mundo se ha sumido en la mayor guerra comercial por culpa de Donald Trump. El presidente de la superpotencia que abanderaba el capitalismo más liberal y el libre comercio arroja aranceles a todo el planeta según una tabla realizada con una fórmula capciosa que equipara el IVA a sus gravámenes y no tiene en cuenta los servicios que Estados Unidos vende a todo el planeta. | | | Cómo funcionan los aranceles. | Pero, como bien refleja una de las viñetas más compartidas estos días, esos aranceles son un bumerán económico que le puede golpear a Trump en la cara. En primer lugar, porque los mercados bursátiles ya se han desplomado; en segundo lugar, porque habrá países que sigan los pasos de China y respondan con aranceles en represalia, dañando la economía; y en tercer lugar porque van a empujar al alza la inflación que él prometió reducir. Al fin y al cabo, los precios de algunos productos pueden llegar a duplicarse por los aranceles, aunque esos no sean del 104% como los que ha aprobado para China. | | ¿Por qué? Pues porque los intermediarios y los vendedores no siempre acceden a reducir su margen de beneficio. De esta manera, si el precio de base sube, también lo hace su beneficio y, por ende, el precio al público se incrementa más que el arancel. Imaginemos que algo que al vendedor le costaba 10, y que vendía a 13 para mantener su margen del 30%, sube a 15 por un arancel del 50%. No pasará a costar 18 para que el intermediario siga ganando 3, sino que costará 19,5 para que continúe ganando el 30%. Así, algunos podrían lucrarse, aunque muchos reducirán sus márgenes para evitar una caída en las ventas. El que seguro que lo va a notar va a ser el consumidor. Y luego el fabricante, que verá reducidas las ventas al mismo precio. | | | El posible resultado de la guerra comercial de Trump. The Economist | Trump asegura que eso provocará un retorno de las manufacturas a Estados Unidos. Pero, incluso si fuese cierto, ese no es un proceso que se produzca de la noche a la mañana. Y menos aún cuando el presidente declara la guerra a todos, incluidos sus aliados tradicionales. Lo que consigue con esta andanada de aranceles es que bloques como la Unión Europea busquen nuevas alianzas, como es lógico y deseable. Como ya avanzaba el exconsejero del Consejo de Estado de China Wang Huiyao en una entrevista que le hice, este escenario puede acabar beneficiando al gigante asiático a medio y largo plazo. | | Parece que ha llegado el momento de que el mundo comience a aislar a Estados Unidos -como parece desear Trump- y aprenda a funcionar sin este país. Al menos, hasta que ceje en su intento de destrozar el orden establecido. Porque sí, es la principal economía global -medida en dólares nominales-, pero hace tiempo que está en decadencia y ahora tendrá que demostrar si aún tiene la fuerza suficiente para hacer frente al resto del planeta. | | Es todo por hoy. Espero haberte explicado bien algo de lo que está ocurriendo en el mundo. 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