Estimado lector,
Entre Madrid y Buenos Aires hay 10.039 kilómetros de distancia. Delhi, por ejemplo, a 7.255 kilómetros, está más cerca de la primera. Pero eso sucede solo sobre el mapa. En realidad, Buenos Aires y Madrid han sido siempre ciudades vecinas, cuando no solapadas, aunque sus habitantes no lo supieran. Y eso por no hablar de otras localidades argentinas y españolas que no es que sean vecinas, sino que son directamente barrios unas de las otras y viceversa. Esa conexión privilegiada capaz de obviar miles de kilómetros de distancia, dos hemisferios, un océano y una concepción diferente del lomo es muy anterior a cuando en 1962 Marshall McLuhan acuñara el término “aldea global”. La relación entre ambas sociedades no necesitó nunca de la inmediatez de las comunicaciones esgrimida por el sociólogo canadiense hace 62 años, multiplicada desde entonces gracias a la tecnología. Ese compartir ciudadano vuelve a demostrarse en días de una tensión sin precedentes entre ambos gobiernos. Estos días, españoles y argentinos de a pie son como esos vecinos que caminan por aceras diferentes y, al mirarse, uno levanta las cejas y el otro extiende las manos viniendo a decir lo mismo: “Yo qué sé”, el uno y “qué sé yo”, el otro. Luego se sonríen como siempre, se saludan y siguen adelante.
Aunque sorprendente (o por eso mismo), la crisis entre ambos gobiernos es importante y el periódico le ha dedicado espacio en sus piezas de opinión. En el editorial Milei rebasa los límites señala que “las diferencias políticas del presidente argentino con el Gobierno no justifican que abra una grave crisis diplomática”. Las declaraciones del presidente argentino, Javier Milei, que han provocado la reacción del Gobierno español se produjeron en un acto político de Vox en Madrid, evento que también ha sido objeto de un editorial titulado La alianza pragmática del odio donde señala que “la crisis diplomática abierta por la intervención de Javier Milei en el acto ha opacado un cónclave en el que arroparon a los ultras españoles líderes como Viktor Orbán, Mateusz Morawiecki, Giorgia Meloni, políticos trumpistas o el ministro israelí para la Diáspora”. Martín Caparrós en ¿Milei es o se hace? opina que “hoy en España nadie habla de Vox y sus 15.000 comparsas en la plaza de toros; todos hablan de la tontería de un desaforado que no sabe cerrar la boca cuando debe”. Por su parte, Carlos Pagni en El pugilato transatlántico señala que “la visita de Javier Milei a Madrid ha permitido una exhibición muy expresiva de las deformaciones que en la actualidad amenazan a la democracia. Y de las proyecciones internacionales de esos desvíos”. Y Sergio del Molino hace una lectura en clave política española en su columna titulada Aplausos para quienes han ayudado a Vox. “El pelazo de Javier Milei nos tapa la vista de lo que pasó el domingo en Madrid (…) Milei, Le Pen, Meloni, Orbán y demás jefes de Estado, de Gobierno o serios aspirantes a ambos, han palmeado las espaldas flacuchas de la ultraderecha española”, apunta.
Además, esta son otras lecturas que la sección de Opinión le propone. |