Post data: Esta newsletter se ha producido íntegramente con inteligencia humana. Pero algún día, quizás más pronto que tarde, parte de estas tareas podrán contar con la ayuda de la inteligencia artificial, un tema que ha dominado el discurso global desde la introducción de ChatGPT hace un año.
He preferido empezar por el final para no llevarnos a equívocos. Porque ahora que la Unión Europea acaba de convertirse en la primera región del mundo en regular de forma completa los usos de la inteligencia artificial (IA) es de esperar que el uso de esta tecnología se dispare, aunque todavía no seamos capaces de entrever hasta donde llega su alcance. Silvia Ayuso nos informó puntualmente el viernes en su crónica del acuerdo alcanzado al filo de la medianoche y en este podcast de EL PAÍS Ana Fuentes y Manuel Pascual hacen un buen resumen de lo más destacado del acuerdo. Los expertos nos avisan de todo lo que nos puede ofrecer la Inteligencia Artificial y del profundo cambio que va a traer a nuestra vida. Pero por ahora es todo una promesa de futuro. Aunque la carrera por la inteligencia artificial es una competición tecnológica, empresarial e industrial, todo apunta a que puede acabar también convirtiéndose en un duelo legislativo. A diferencia de lo que están haciendo países como Estados Unidos, Japón o Singapur, que están consensuando un código de guías y buenas prácticas con las empresas, el modelo regulatorio europeo establece un marco jurídico obligatorio para el desarrollo de esta tecnología, lo que ofrece ventajas y riesgos a partes iguales. Las empresas de inteligencia artificial piden a Bruselas que no convierta la nueva ley en un lastre para la competitividad, como ha sucedido en otros casos relacionados con la innovación. A diferencia de otros avances tecnológicos, la inteligencia artificial tiene implicaciones éticas que exigen la intervención de los reguladores.
Marta Peirano alertaba en Ley de IA: quién vigila a los vigilantes de que la polémica está en el uso de sistemas de vigilancia e identificación biométrica y ponía un ejemplo. “Las fuerzas del orden podrán usarla en espacios públicos previa autorización judicial no retroactiva para prevenir amenazas de terrorismo, tráfico de personas, explotación sexual, asesinato, secuestro, violación, robo a mano armada, participación en organización criminal y delito ambiental. También se prohíben los sistemas de reconocimiento de emociones en entornos laborales y educativos pero no en entornos policiales y migratorios”. Y su conclusión no deja lugar a dudas: “la vigilancia biométrica en tiempo real es invisible, irreversible e incompatible con los derechos civiles”.
Cecilia C. Danesi plantea una cuestión filosófica: Una “IA cada vez más personalizada presenta un dilema central. No se trata de un alter ego, sino más bien de nuestro doble de riesgo. ¿Qué pensaría Freud sobre esto? Se crea una dúplica de nuestro yo, un otro yo que reposa en un algoritmo indescifrable y, sobre todo, invisible al común de los mortales. Hoy, más que nunca, “lo esencial es invisible a los ojos”. Puede leer aquí Mi otro yo y la crisis de Freud.
Lucía Velasco aterriza las buenas intenciones de la ley en Ley de Inteligencia Artificial: esto no ha hecho más que empezar. “Ahora, con menos fotos, comienza el trabajo técnico, donde cada palabra del nuevo reglamento será revisada. La aprobación formal por ambos legisladores (Consejo y Parlamento), llegará en el primer trimestre de 2024 y dará paso a un período de dos años para su implementación efectiva. Es decir, esto no ha hecho más que empezar”. Y dos años son mucho tiempo en tecnología.
A eso apela también el editorial de EL PAÍS Inteligencia artificial: Europa marca el camino. “La nueva ley europea no estará en pleno vigor antes de tres años. Ahora mismo, nadie tiene ni idea de cómo será la inteligencia artificial para esa fecha. En materia de ciencia y tecnología, el regulador está condenado a ir corriendo detrás de unos avances de velocidad creciente. Una buena ley de inteligencia artificial debe incluir un mecanismo que la permita evolucionar con rapidez. Europa marca el camino”.
Esta será mi última newsletter de 2023, se quedan mis compañeros de guardia estos días, así que no me resisto a desearles una Navidad feliz y llena de lecturas interesantes como algunas de las que les proponemos a continuación por si se las han perdido.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario