Jornadas trágicas como la de ayer hermanan a los dos grandes conflictos de nuestros días. El ataque ruso co... ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ | Lunes 14 de abril de 2025 | | | | | Jornadas trágicas como la de ayer hermanan a los dos grandes conflictos de nuestros días. El ataque ruso con dos misiles balísticos cebados con munición de racimo en el centro de Sumy, en el noreste de Ucrania, tiñó de sangre de civiles la mañana del Domingo de Ramos. Una de las tácticas predilectas del Kremlin, el doble bombardeo, atrapó a los ciudadanos que atendían la festividad religiosa en dos oleadas: la que mató o hirió a las primeras víctimas y la que minutos después castigó a los que corrieron a socorrerlas. Al menos 34 muertos y más de un centenar de heridos. | | También de buena mañana, el ejército israelí destruyó el hospital baptista Al-Ahli, con lo que dejó el norte de Gaza prácticamente sin asistencia sanitaria. Desde el 18 de marzo, cuando Netanyahu dio por terminada la tregua en la Franja, Israel ha matado a 1.600 personas y herido a más de 4.000. El palestino Abu Ibrahim Mahadi perdió ayer a sus seis hijos. | | La sangre une a Ucrania y Gaza. Las condenas internacionales, inútiles por otra parte, lamentan los crímenes de Rusia e ignoran los de Israel. «Si condenan con razón a Putin por sus escandalosos ataques contra civiles en Ucrania pero no pronuncian una palabra hacia Netanyahu por matar a niños, trabajadores humanitarios y periodistas, no tienen una brújula moral, tienen una agenda», reprocha el ex primer ministro escocés Humza Yousaf. | | | El reparto de los despojos | | «El ataque en Sumi contra objetivos civiles cruza cualquier línea de decencia». La frase es de Keith Kellogg, general retirado y supuesto enviado de EE UU para la guerra en Ucrania. Este enviado que no va a ningún lado, y que olvida que las masacres rusas no comenzaron ayer, proponía, en una reciente entrevista para la BBC, una especie de partición futura del país invadido. Rusia se quedaría con los territorios que ambiciona en el este. El oeste ucraniano recibiría a una fuerza de paz de Reino Unido y Francia. Una rendición que Kiev nunca aceptaría y probablemente tampoco Moscú pese a ser el gran beneficiario, porque Putin querrá más y vetará cualquier presencia europea. | | Cuando vio publicado el mapa del desaguisado, Kellogg protestó. Se le había entendido mal. | | Pero algo sabe Kellogg de lo que trama el verdadero enviado de la Casa Blanca, y no solo para Ucrania sino también para Oriente Próximo e Irán. Steve Witkoff se reunió en Washigton con el jefe del fondo estatal ruso de inversión, Kiril Dmitriev. El Departamento de Estado tuvo que impedir que lo recibiera en su propia casa. Y el viernes se pudo ver a ambos en San Petersburgo poco antes de que Witkoff celebrara su tercera entrevista con Putin. El estadounidense se llevó la mano derecha al corazón cuando vio aparecer al autócrata reclamado por el Tribunal de La Haya, le saludó sonriente y luego le siguió con un perrillo. | | Según Reuters, Witkoff pretende terminar con la guerra entregando a Rusia los cuatro territorios del este de Ucrania que Moscú ya se anexionó unilateralmente después de 'legitimar' la apropiación con consultas populares rigurosamente vigiladas por efectivos armados. Putin se apoderaría así de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, que ni siquiera ha conseguido conquistar por completo en más de tres años de invasión. E incorporaría a un millón de habitantes, entre los que ya ha empezado a reclutar a jóvenes para su próxima movilización. | | Aunque todo este delirio se llevara a término, Ucrania no estaría en paz. Seguiría expuesta a nuevas agresiones de Rusia y además hipotecada de por vida con Estados Unidos. En las últimas semanas han continuado las negociaciones con la Casa Blanca sobre la gestión de los recursos naturales ucranianos. Y según las exigencias de Washington, Kiev tendría que aportar el 50% de sus ingresos (incluidos los del gas y el petróleo) para devolver la ayuda financiera y militar recibida desde el comienzo de la invasión masiva, en febrero de 2022. Podría ser un caso único de Estado agredido que paga reparaciones de guerra a un tercero, que le impone además un interés del 4%. | | Friedrich Merz no será canciller de Alemania hasta el 7 de mayo. Se puede pensar que es difícil que empeore la gestión de Olaf Scholz sobre la guerra en Ucrania, pero apunta maneras. ¿De verdad cree el próximo jefe del Gobierno de Berlín que el día de ayer, con las calles de Sumy sembradas de cadáveres, era el mejor momento para declarar que se opone a la entrada de Ucrania en la UE y la OTAN hasta que termine la guerra? | | Claro que toda torpeza palidece frente al discurso exculpatorio de Trump. De sí mismo y de Putin. Al presidente de EE UU le «dijeron» (¿quién?) que la masacre de Sumy «fue un error». Y él no pierde la ocasión de repetir que «toda la guerra es un error» aunque no es 'su guerra' sino «la de Biden». A los ucranianos muertos ya no les hace daño, pero a los que siguen vivos les causa un inmenso dolor. | | | | | | Síguenos en nuestras redes | | | | | Has recibido esta newsletter editorial como usuario de ELCORREO.COM. 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