Los aranceles decretados por Donald Trump no solo provocan una guerra comercial a escala mundial. También i... ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ Aranceles, minas y fosas comunes | | Los aranceles decretados por Donald Trump no solo provocan una guerra comercial a escala mundial. También influyen en uno de los más sangrantes conflictos de este tiempo, el desencadenado por Rusia para apoderarse de Ucrania. Como viene haciendo desde que recuperó el Despacho Oval, al imponer tarifas el presidente de Estados Unidos vuelve a alinearse con el agresor. Si a Kiev le ha caído el 10% de serie, Moscú se libra porque «está participando en negociaciones de paz». Así lo explicó ayer un asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, con su mejor sonrisa en las televisiones. | | No está de más recordar que solo unos días antes el propio Trump, ante la sospecha de que Vladímir Putin estaría empleando tácticas dilatorias en su 'diálogo de paz', había amenazado al Kremlin con «aranceles secundarios». Si hubiera llegado a imponerlos, Rusia se habría despedido de los 296 millones de dólares/día que pagan por su petróleo India, China, Turquía, Hungría, Eslovaquia y República Checa. La maquinaria de guerra rusa habría tenido que arreglarse con 395 millones/día menos de los réditos que ahora le produce el gas natural. Un antiguo alto cargo del Tesoro de EE UU, Marshall S. Billingsea (ahora en el Hudson Institute), apunta que una jugadita de Trump podría haberle costado a Putin el 40% de sus ingresos energéticos. | | | No es la de los aranceles la única contribución del presidente republicano al sufrimiento en Ucrania, que ya va por su cuarto año. Uno de los supuestos acuerdos alcanzados hasta ahora por EE UU y Rusia incluía una tregua en el mar Negro. Pues bien, desde allí proceden ahora los ataques con misiles balísticos que soportan los ciudadanos de Kiev o de Krivói Rog, la octava ciudad del país y cuna de Volodímir Zelenski. En Krivói Rog el viernes, según Moscú, altos cargos del ejército y mercenarios ucranianos celebraban una reunión en un parque infantil. El escenario ya sería extraño para tal encuentro, pero es que los supuestos militares eran Timofei, de 3 años; Radyslav y Arina (7), Herman (8), Danylo, Mikitai y Alina (15), Konstantyn (16) y Nikita (17). Nueve menores entre una veintena de víctimas mortales y un centenar de heridos. Más de 600 niños y niñas han sido asesinados en ataques desde que comenzó la invasión masiva. Muchos de ellos en zonas de juegos. Los drones ucranianos han protegido todos estos años de las embestidas de Rusia desde el mar Negro. Pero ahora hay tregua, Kiev la cumple y de nada sirve el triunfo conseguido sobre Rusia por un país sin armada. | | En el otro gran conflicto, el que no deja piedra sobre piedra en Gaza, estremece un episodio ocurrido el 23 de marzo pero cuya realidad se está conociendo estos días. La publicación por 'The New York Times', 'Sky News' y la Media Luna Roja de un vídeo sobre el ataque israelí a un convoy humanitario cerca de Rafah ha permitido comprobar que los 16 efectivos que circulaban en cinco ambulancias y un coche de bomberos murieron por disparos, en algunos casos a corta distancia, durante cinco interminables minutos. La grabación acredita que los vehículos de emergencia y sus tripulantes ibas perfectamente identificados. El ejército hebreo mintió al atribuirles «una actitud sospechosa» y al situar a miembros de Hamás en la comitiva. Que los asesinados fueran encontrados enterrados en una «fosa común», según la ONU, obedece a un ánimo de «protegerlos del ataque de animales», sostiene la versión oficial. | | El vídeo se localizó en el teléfono de Rafat Radwan, uno de los paramédicos asesinados. Como tantas víctimas de los ataques del 11-S, sus últimas palabras fueron de amor. | | El óxido de holmio se negociaba hace unos días en Shanghái a 54.210 euros el kilo; 1.360 veces más que el precio del oro. Lo utiliza François Camé, periodista y escritor francés, para explicar el empeño de Donald Trump por apoderarse de Groenlandia. | | Están las razones de seguridad que alega EE UU sobre un territorio clave para detener misiles lanzados desde Rusia o China. Pero también para controlar las nuevas rutas marítimas y los depósitos que el calentamiento global acabará liberando del hielo. Washington, continúa Camé, ya tiene allí una gran base, Pituffik, antes Thule. En los años 50-60 se añadió un emplazamiento subterráneo, Camp Century, diseñado para albergar 600 misiles nucleares en túneles. Ya no existe. | | Un primer acuerdo entre EE UU, Groenlandia y Dinamarca en 1951, ampliado en 2004, otorga a los estadounidenses una libertad casi completa. Sin necesidad, razona el periodista, «de anexionar territorio, habitantes y osos polares». Así que hay más: recursos, y muchos. Petróleo, cobre, metales que pronto será más fácil extraer. Y tierras raras, diecisiete elementos químicos estratégicos y esenciales para las nuevas tecnologías. Entre ellos, el preciado holmio. | | Son raros porque se encuentran en cantidades infinitesimales. Para conseguir un kilo de lutecio hay que triturar 1.200 toneladas de roca. China produce ahora el 80% de las tierras raras del mundo. La UE importa más del 90% de las que necesita. En cuanto a Groenlandia, los datos son vagos pero se supone que albergaría un cuarto de los recursos mundiales. Sobre todo, de los más buscados por la industria de armamento. | | Las tierras raras suelen hallarse estrechamente vinculadas a materiales como el plutonio o el torio, altamente radiactivos. La preocupación por una fabricación tan contaminante no inquieta a China; sí a otros países, que prefieren deslocalizarla. En la enorme isla helada rige una moratoria en la minería de tierras raras por preocupación ecológica. Este tesoro ambicionaría Trump, para explotarlo sin complejos: algo que, hasta ahora, no se ha querido hacer en su país. | | | | | | Síguenos en nuestras redes | | | | | Has recibido esta newsletter editorial como usuario de ELCORREO.COM. Si deseas dejar de recibir esta newsletter en tu cuenta de correo electrónico comercialyventas.aliperiodicos@blogger.com, puedes darte de baja utilizando el siguiente enlace: Baja. | Puedes modificar tus preferencias en cuanto a la recepción de newsletters en tu área de usuario, a la que puedes acceder desde aquí. | Puedes activar o desactivar el envío de otro tipo de comunicaciones a través del área de usuario, accediendo desde aquí. | En caso de querer ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición, limitación y portabilidad, puedes hacerlo remitiendo un correo electrónico a la siguiente dirección usuarios@elcorreo.com. 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