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El idilio entre Ayuso y la Fórmula 1 resume bien el modelo de ciudad y de gestión del espacio público que tienen en mente los tahúres de la derecha madrileña. El Partido Popular de la región ha abandonado en la última década toda ambición planificadora y, no contento con ello, degrada las calles y las plazas a una feria errante, a un plató televisivo con atracciones de saldo que no valen para crear empleo estable, pero sí, como sucedió en Valencia, para agujerear las arcas.
La presidenta y su agregado, el alcalde José Luis Martínez-Almeida, han prometido que no se destinará ni un solo euro público a que los bólidos ultrarrápidos conquisten Madrid para el Gran Premio de España por un periodo que roza la década, entre 2026 y 2035, pero se antoja inevitable pensar en las cicatrices que este macroevento dejó años atrás en la epidermis valenciana. El esqueleto de un circuito urbano a pocos kilómetros de la Ciudad de las Artes y las Ciencias que costó 98,5 millones de euros, clausurado desde 2012 y ocupado por chabolistas.
La grandilocuencia de Ayuso recuerda a la de Francisco Camps, expresidente de la Generalitat, que no paró hasta lograr una sede de la F1, por más que la prueba solo se celebrara allí en cinco ocasiones. La madrileña (El Madrileño es C. Tangana) aseguró ayer con suficiencia que el premio dejará 450 millones de euros en la región cada año, como informó Juan José Mateo en este diario. La cifra, mucho me temo, es un cálculo a vuela pluma de Liberty Media, promotor del campeonato, y se ha ofrecido a la prensa sin mayor explicación ni posibilidad de contrastarla.
Las tres causas contra Camps en el Caso Fórmula 1 terminaron archivándose, un precedente que quizá insufle ánimos a la baronesa para embarcarse en semejante aventura. Si algo se torciera y terminara procesada, ella también aspira a quedar después libre de cargos, mientras sus seguidores aplauden una gestión que colocará a la capital en el mapa global de las carreras. Muchos ciudadanos no sienten todavía el espacio público como propio, por eso respaldarán sus ocurrencias. |
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