La edición de hoy de El Times está a cargo del boletín New York Today, que reúne noticias y reportajes locales del área de Nueva York.
Durmieron en una carpa en Ciudad de México. Caminaron con dificultad entre cuerpos sin vida en una selva. Se mezclaron con las multitudes en Times Square. La familia Aguilar Ortega —Henry y Leivy, y sus hijos, de 6, 10 y 11 años— forman parte de las decenas de miles de migrantes que el año pasado hicieron el recorrido por América Latina hasta la ciudad de Nueva York. La travesía fue peligrosa, pero también tuvo sus momentos alegres. Sin embargo, los contratiempos no terminaron al llegar a su destino.
Luis Ferré-Sadurní, un reportero sobre migración del Times, y Juan Arredondo, periodista visual, reportaron desde México, Texas, Nueva York y Connecticut para relatar el recorrido migratorio de más de 8000 kilómetros de la familia. Arredondo, de 46 años, ha viajado por el mundo haciendo reportajes durante los últimos 15 años y ahora está radicado en la ciudad de Nueva York. Hace poco, le escribí un correo electrónico para conversar sobre su trabajo para este reportaje y su decisión de enfocarse en temas de derechos humanos durante toda su carrera. Esta conversación ha sido condensada y ligeramente editada. ¿Cómo conociste a la familia Aguilar Ortega? Conocí a la familia Aguilar Ortega en Ciudad de México en octubre del año pasado, mientras cubría el viaje del alcalde de Nueva York, Eric Adams, por América Latina junto con el reportero Andy Newman. En ese viaje, uno de los objetivos del alcalde era persuadir a nuevos migrantes para que no convirtieran a la ciudad de Nueva York en su destino final. Visitamos la Terminal Central de Autobuses del Norte de Ciudad de México, donde miles de migrantes continúan sus viajes hacia Chihuahua, Monterrey y otros destinos del norte del país. La determinación de la familia Aguilar Ortega era evidente. En ese momento estaban varados en la ciudad, y el padre buscaba trabajo incansablemente para reunir suficiente dinero para los cinco pasajes de autobús. Se ofrecieron a compartir videos y fotografías, las cuales serían invaluables para la historia. Cuando la familia llegó a Chihuahua y consiguieron una cita en la frontera para la solicitud de asilo, le propuse a mi editora, Eve Edelheit, seguir a la familia y documentar su odisea desde la frontera hasta la ciudad de Nueva York. ¿Por qué te has centrado en temas de desigualdad social y derechos humanos? Crecí en Colombia en el momento álgido de la guerra contra el narcotráfico en las décadas de 1980 y 1990. Fui testigo de atentados con coches bomba y tiroteos desde vehículos, y perdí amigos de la infancia en esa narcodistopía. Luego me mudé a Estados Unidos y experimenté parte de las penurias y los desafíos de los nuevos migrantes. Con el tiempo me centré en la fotografía para explorar este nuevo país a través de los ojos de un migrante. Comencé a encontrar mi sentido de pertenencia y de identidad. Al final desarrollé un interés por reconectar con Colombia, su pueblo y su complejo pasado, su conflicto armado interno y cómo afectaba a mi familia y a los colombianos. Ahí fue cuando comencé en enfocarme en temas de derechos humanos, como las personas desplazadas dentro del país, el conflicto armado, niños soldados y la desigualdad social. Sigo reportando sobre la diáspora venezolana en Colombia y otros temas sociales en América Latina y Estados Unidos. Disfruté cómo muestras los pequeños momentos personales de la familia Aguilar Ortega. ¿Cómo logras que las personas, en especial niños, se sientan cómodas para actuar de manera natural cuando estás con ellos? Con una historia de esta dimensión, hay mucho tiempo libre para pasar el rato. Los visité muchas veces durante el transcurso de 9 meses, nos escribimos mensajes de texto, nos llamamos, compartimos videos y fotos de momentos importantes. Eso te acerca a sus vidas. Al pasar más tiempo juntos, pudimos conocernos mejor, y así pudimos tener más confianza. Con el tiempo, la familia estaba comprometida a contar su historia, y me permitieron estar en momentos muy íntimos de su viaje sin que me convirtiera en un elemento distractor para ellos, mientras lidiaban con circunstancias y decisiones muy difíciles. En esos momentos íntimos, esperaba poder mostrar su humanidad. ¿Existe alguna parte particular del viaje que te haya llamado más la atención? Lo que más recuerdo es el momento en que la familia visitó Times Square por primera vez. Los padres les habían prometido a los niños que llegarían allí algún día, y eso fue lo que usaron los padres para motivarlos durante toda la odisea. Pero también fue una parte difícil de su viaje porque habían decidido que Nueva York fuese su destino final y esperaban comenzar de nuevo allí, pero se les dificultó encontrar trabajo e instalarse en la ciudad. Otra parte que recuerdo fue cuando la familia cruzó la frontera, y le dieron la oportunidad de solicitar asilo, y pude ver el alivio en sus rostros. ¿Cuál fue la parte más difícil de esta historia? Como periodista visual, el mayor reto es la imprevisibilidad. La naturaleza de esta historia gira en torno a una familia en movimiento, que enfrenta constantemente circunstancias peligrosas. Mi reto inicial fue mantener el contacto con la familia, garantizar que no perdiéramos la comunicación. Pasa a menudo que los migrantes venden sus teléfonos para poder comprar comida o pagar transporte, o que las autoridades o los traficantes se los quitan. El segundo reto fue lograr que la familia participara en la historia y me informara de su viaje durante los momentos en los que no pude estar con ellos. ¿Qué crees que la persona de a pie no comprende completamente acerca de lo que se requiere para realizar un proyecto como este? Hay muchas piezas en movimiento involucradas en la producción y reportería de una historia como esta. Incluye desafíos para el reportero, como mantenerse en contacto con la familia y conocer sus planes y decisiones sin juzgar ni interferir. También tienes que ser paciente, esperar por días, semanas e incluso meses para poder documentar la transición de la familia a un nuevo país y ciudad. También está el aspecto emocional de cubrir una historia de esta extensión. En algún momento, esto empieza a afectarte como reportero. Quieres que todo le salga bien a los niños y a los padres, pero a veces no es así y te afecta.
—Patricia Nieto y Gregory Escobar produjeron este boletín. Si te gustó este boletín, compártelo con tus amigos, colegas y seres queridos (y no tan queridos). Y por favor, cuéntanos qué te parece.
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