Aporte de Alicia Son
"...La golpeó en el rostro con el puño cerrado y, cuando cayó, le dio un puntapié en el costado...Juana se arrancó a las rocas del borde del agua. Su rostro era una pena oscura y el costado le dolía. Estuvo un rato de rodillas y la falda mojada se le pegaba al cuerpo. No sentía ira hacia Kino. Él había dicho "soy un hombre", y eso significaba determinadas cosas para Juana. Significaba que era mitad loco y mitad dios. Significaba que Kino se lanzaría con toda su fuerza contra una montaña y se sumergiría con toda su fuerza en lucha con el mar. Juana, en su alma de mujer, sabía que la montaña permanecería impasible y el hombre, en cambio, se destrozaría; que el mar se agitaría y el hombre, en cambio, se ahogaría. Y, sin embargo, era eso lo que hacía de él un hombre, mitad loco y mitad dios, y Juana tenía necesidad de un hombre; no podía vivir sin un hombre. Si bien podía verse confundida por esas diferencias entre hombres y mujeres, los conocía y los aceptaba y los necesitaba. Por supuesto, le seguiría, eso estaba fuera de toda cuestión. En ocasiones, la condición de mujer, la sensatez, la cautela, el instinto de conservación, lograban imponerse a la condición de hombre de Kino y salvarlos a todos. Se puso de pie con dificultad, y haciendo cuenco con las manos y metiéndolas en las breves olas, se lavó la cara lastimada con punzante agua salada, y luego se arrastró como pudo playa arriba en pos de Kino..."
La perla. John Steinbeck. Escrita en 1947.
1999 UNIDAD EDITORIAL. Colección Millenium las 100
joyasdel milenio, publicada por EL MUNDO
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